Monterrey

Luis E. Elizondo: Clima laboral, la tormenta perfecta

El atraso de México en materia laboral no es novedad ni coincidencia, lo cierto es que el cambio es inminente.

Pasaron sesenta y nueve años desde la entrada en vigor del Acuerdo 98 de la OIT y su respectiva aprobación en 165 países, para que hubiera lugar a su ratificación en México apenas hace un año, el 20 de septiembre de 2018.

El contenido de mayor relevancia en la Reforma Laboral preparada por el Gabinete de Peña Nieto y aderezada por el del actual mandatario, responde a este Acuerdo relativo a la aplicación de los principios del derecho de sindicalización y negociación colectiva, pues establece garantías y medidas de protección para que los sindicatos funcionen libre e independientemente de los gobiernos y los empleadores.

Y aunque el atraso de México en materia laboral no es novedad ni coincidencia, lo cierto es que el cambio es inminente. Nuestra cultura e historial político nos tienen parados al borde de una fractura regulatoria, pues los cambios políticos a marcha forzada poco tienen previstas sus consecuentes implicaciones socioeconómicas.

Hoy estamos a tan sólo 22 días de consumarse la obligatoriedad de cumplimiento de la NOM-035-STPS-2018, y más que un tsunami de nuevas obligaciones para el empleador, esta es la tormenta perfecta. Dichos cambios regulatorios conforman la coyuntura ideal que como buenos mexicanos estábamos esperando para incentivar nuestro deseo de generar la cultura organizacional digna de una empresa hecha por ciudadanos del mundo.

Y no hablo solamente de mejorar las condiciones de trabajo de nuestros trabajadores, sino de repensar la estrategia completa de nuestra Organización desde una aproximación que ponga al centro de su propósito al desarrollo del talento. Porque cuando hablamos de Organización, más que de activos contables hablamos de talento, puesto que es precisamente el talento el activo más importante de la cadena de valor a la cual contribuye nuestra empresa y es de saberse que una comunidad de trabajo verdaderamente integrada y satisfecha, es el ingrediente infalible de la productividad.

Suena excelente en teoría, pero el factor humano en los negocios es el más difícil de controlar. Es por eso que con frecuencia necesitamos de observadores externos que nos pongan en perspectiva los vicios inherentes al modus operandi de nuestras empresas con el uso de herramientas que permitan diagnosticar objetivamente las respectivas áreas de oportunidad para poder establecer acciones correctivas pertinentes con la implementación de un Modelo Estratégico de Intervención Socio-laboral.

La tormenta perfecta transformó a la utopía en inminente necesidad, así pues, la velocidad con la que nos adaptemos al cambio será factor clave para el futuro desarrollo nacional.

El autor es Director del Área de Rentabilidad del Despacho Elizondo Cantú, SC.

Opine usted: eelizondo@elizondocantu.mx

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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