A casi cuatro meses del inicio del brote del coronavirus, llamado por todos Covid-19, en Wuhan, provincia de Hubei, China el pasado diciembre, hoy un gran número de países hemos visto trastocada de manera inédita nuestra vida en todos los ámbitos. Nuestros entornos familiar, social, laboral, recreativo y muchos más se han visto severamente alterados. Parece que nada en los espacios público y privado puede escapar de la pandemia mundial.
La lista de pandemias a lo largo de la historia es extensa. Recordemos las de la Viruela, Sarampión, Sida, Peste Bubónica (peste negra), la llamada "gripe española", el SARS, H1N1 (fiebre porcina), Tuberculosis, Ébola y tantas más que nos remiten ya sea a varios siglos atrás como la de la peste negra del siglo XIV de la que se estima, diezmó a más de un tercio de la población europea, o a las más recientes como la del H1N1 en 2009-2010 y la de Ébola del 2016, que de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tuvo y sigue mostrando, una tasa de letalidad del 50 por ciento (sin importar la edad del infectado).
Lo inédito de la pandemia actual no es su índice de letalidad, pues éste es muy bajo a decir de los expertos con variaciones por países, sin embargo, en términos generales oscila alrededor del nueve por ciento entre personas de 70 años aumentando entre la población de 80 y 90 llegando a un 15 por ciento aproximadamente en estos grupos de edad. Lo inédito de esta pandemia ha sido la reacción, y permítanme destacarlo, la REACCIÓN mundial.
Al 22 de abril, la OMS reportaba la cifra de cerca de 170 mil personas fallecidas por Covid-19, en el mundo. Sin lugar a dudas una cifra lamentable, no obstante, si la ponemos en perspectiva con los propios datos de este organismo de salud mundial, en 2016, 2017, 2018 murieron por enfermedades respiratorias infecciosas crónicas entre 2 y 3 millones de personas por año… Lo inédito de la pandemia actual es la reacción de los gobiernos, el manejo mediático de los datos, y el alto nivel de miedo generado en la sociedad.
En el caso de Nuevo León, la página oficial del gobierno reportó al 22 de abril, 331 casos confirmados con coronavirus y ocho defunciones. No estaría de más comparar esta cifra con el número de decesos a las mismas fechas de años anteriores para identificar que por influenza y otras enfermedades respiratorias los números fueron significativamente más elevados.
Los gobiernos han impuesto el cese de múltiples actividades escolares, económicas, productivas. Han establecido distanciamiento social, confinamiento, cuarentenas, cierre de aeropuertos, declaración de estados de emergencia, lo que ha llevado a la paralización de sectores, pérdida de empleos (sólo Estados Unidos ya suma más de 22 millones de desempleados y anuncia que lo peor aún está por venir…) compras de pánico, caída de los mercados financieros, caída de los precios del petróleo, miedo generalizado.
Situaciones inéditas estamos viviendo. Ninguna pandemia anterior había generado estas reacciones que hoy nos tienen confinados y las economías al borde del colapso. Y, en este contexto los gobiernos reiteran a través de la voz de sus líderes que lo peor aún está por venir.
La sociedad civil está callada, pareciera que el miedo nos ha inmovilizado… Hagamos un llamado a la mesura y a la proporcionalidad. No quiero decir que no son importantes las pérdidas de vidas humanas, pero pongámosla en contexto con los propios datos que nos ofrecen los sistemas de salud nacionales y los de la propia Organización Mundial de la Salud.
¿Cuál es el enemigo real?, ¿quién saldrá beneficiado de toda esta pandemia? Los pronósticos económicos, de desempleo y de crisis generalizada son amenazantes junto con el aumento de la inseguridad y la violencia que ya se reporta como parte de esta pandemia.
¿Es el Covid-19 tan devastador? O ¿serán las reacciones de nuestros gobiernos las que nos conducirán a un mundo que aún no alcanzamos a vislumbrar? ¿Es válido justificar las acciones actuales de los gobiernos a nombre de la salud? No perdamos de vista que todas estas decisiones y acciones tendrán severas consecuencias en todos los sectores y nos estarán afectando aún más a cada uno de nosotros y nuestras familias.
La autora es Doctora en Relaciones Internacionales, especialista en Asuntos Globales y Política Internacional. Profesora investigadora de la Escuela de Gobierno y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey.
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