En las últimas semanas, Estados Unidos está atravesando por una crisis interna sin precedentes. Esta situación se debe principalmente a cinco factores que se han acumulado en los últimos dos años. En primer lugar, el país pasó por una crisis de violencia luego del asesinato de George Floyd en manos de la policía de Minneapolis. El incidente provocó diversas manifestaciones agresivas a lo largo de la nación. Incluso el presidente Donald Trump amenazó con usar al ejército para contener la ola de violencia y, en algunas ciudades, se aplicaron toques de queda para calmar a la población. Las escenas en la televisión recordaban a países como Venezuela que atraviesa una crisis de gobernabilidad y de violación a los derechos humanos.
En segundo lugar, Estados Unidos se ha convertido en el país con mayor número de casos de contagio y defunciones por el Covid-19. La reacción de la administración Trump ha sido tardía y desorganizada, lo que ha causado un aumento de víctimas. No hay un liderazgo interno que coordine de manera efectiva los esfuerzos de las diferentes agencias a cargo del asunto para contener la pandemia. Culpar a China del problema o salirse de la Organización Mundial de la Salud no son las mejores alternativas para la solución de la crisis.
En tercer lugar, como producto de la pandemia, Estados Unidos está experimentando una grave crisis económica. El desempleo está creciendo de manera peligrosa y hay varios sectores productivos que están paralizados. Las medidas adoptadas no han sido suficientes para restablecer el poder económico tradicional de Estados Unidos.
Como cuarto punto, la sociedad estadounidense está altamente polarizada en la esfera política. El país tiene elecciones presidenciales este año y la preferencia está muy dividida entre los que apoyan a Trump y los que están en contra de su reelección. El intento demócrata por destituir al presidente no tuvo éxito y amplió la ausencia de cohesión social interna. Donald Trump se ha propuesto reelegirse y hará todo en su poder para hacerlo. Ello implica que recurrirá a sus tradicionales críticas a la migración indocumentada, al tráfico de drogas, al comercio injusto que ha traído desempleo a su país. Ese discurso nacionalista le ha ayudado con anterioridad a costa de una mayor polarización interna.
Por último, desde la llegada de Trump al poder, Estados Unidos ha perdido hegemonía y liderazgo global. La salida del Acuerdo de París y del Acuerdo Transpacífico, los conflictos con Irán y Corea del Norte, la guerra comercial con China, su desprecio por las organizaciones internacionales, su ausencia en América Latina y los retrocesos en el vínculo diplomático con Cuba, son ejemplos de la poca claridad y falta de rumbo de la política exterior de Donald Trump. En consecuencia, el país está perdiendo espacios de poder que ahora China, Rusia, Alemania y otros están buscando ocupar. La geopolítica del sistema internacional está cambiando de manera significativa hoy en día.
Dada su estrecha integración con Estados Unidos, México experimentará diversos impactos de esta crisis. En primer lugar, la recuperación económica mexicana estará vinculada al desempeño estadounidense en esta materia. Una actitud proteccionista por parte de Trump puede afectar las exportaciones mexicanas, principalmente del sector automotriz. La entrada en vigor del T-MEC a partir del 1 de julio de este año es un avance significativo, pero no suficiente. Por otra parte, el discurso agresivo de Trump en contra de los mexicanos será un ingrediente común en su campaña de reelección. La ampliación del cierre temporal de la frontera para viajes no esenciales puede afectar aún más la actividad económica de la franja fronteriza mexicana.
En este orden de ideas, las entidades mexicanas más afectadas serán las que tengan mayor interacción con la economía de Estados Unidos. De esta forma, Nuevo León es un estado con altos riesgos debido a su estrecha integración con Texas y otras regiones de la Unión Americana. Por ello, la entidad tiene que buscar mecanismos de compensación para disminuir los efectos negativos de la crisis global de Estados Unidos. Buscar diversificar sus vínculos económicos debe ser una prioridad de primer orden para el gobierno estatal, las empresas regiomontanas y la sociedad neolonés en su conjunto.
El autor es profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Es doctor en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT y es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
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