Comenzó con el servicio de Aditivos de Combustión y, actualmente, la empresa está presente en 5 de 6 refinerías del país. Además, ha desarrollado más de 30 proyectos para jugadores claves del sector.
El sector energético mexicano requiere impulso para crecer, innovar y destacar como uno de los mejores a nivel mundial. Ese fue el pensamiento que, desde hace 40 años, guió el camino de Química Apollo en la transformación de una de las industrias con mayor impacto en el país.
“Desde Química Apollo hemos impulsado el desarrollo social e industrial en el sector energético mexicano, convirtiéndonos en la empresa de servicios integrales por excelencia y, pese a todo, enfrentamos los desafíos que otras empresas no pudieron”, declaró Erika Lucero Gómez Jiménez, jefa de Comunicación Interna.
El primer paso de Química Apollo se dio con el servicio de Aditivos de Combustión, siendo la dosificación al combustóleo para disminuir el exceso de aire y proteger calderas, con lo que aportaron valor a un sector que por años había estado desatendido. Esto permitió que, a lo largo de cuatro décadas, se diversificara la empresa en otros servicios, logrando más de 30 proyectos que ayudan a jugadores clave como Pemex, CFE y Grupo México.
“Lo que realmente nos ha mantenido a la cabeza es nuestra determinación y responsabilidad, sin perder de vista nuestra visión y valores fundamentales que nos han forjado como humanos, al comprometernos con nuestra sociedad y el medio ambiente”, agregó Gómez Jiménez.
Compromiso con las personas
Si bien Química Apollo nació pensando en el sector energético, a lo largo de los años su compromiso ha sido el bienestar de las personas, trabajar por generar las mejores condiciones de vida en todos los sentidos, y con énfasis especial en el cuidado del medio ambiente.
“El legado de Química Apollo está basado en su gente, su cultura y sus ganas de crecer. Desarrollamos tecnología de punta, buscando ser amigables con el medio ambiente, colocando a la persona en el centro como motor, siendo nuestra razón de ser”, refirió la jefa de Comunicación Interna de la compañía.
Parte de su trabajo está en los sistemas de agua, donde su tecnología actúa desde el pre tratamiento, el ciclo de transformación y uso, hasta la fase residual para darle otra vida. Asimismo, la empresa ha desarrollado unidades desmineralizadoras, ósmosis inversa y torres de enfriamiento.
Transformación nacional
En las plantas de refinación, gas y petroquímica, su labor se enfoca en implementar tratamientos integrales que permitan mitigar los efectos corrosivos provocados en las instalaciones. Ejemplo de ello es la Refinería Antonio M. Amor, en Salamanca Guanajuato, donde el nivel de sal en el crudo procesado era excesivo y se tenía corrosión general.
Para resolverlo, se diseñó un plan basado en cuatro fases: rutinas fijas de monitoreo, muestreo de crudo y agua amargas, visitas técnicas y reuniones con clientes.
De esta manera, los niveles bajaron y la operación se dio de una forma más eficiente y amigable, además de ser el comienzo de la transformación de las refinerías, pues su trabajo les ha permitido en la actualidad, tener centros de trabajo en las seis plantas del país.
Los siguientes pasos en Química Apollo están claros: continuar innovando en cada fase, eficientar operaciones, abrir las puertas al talento mexicano y sobre todo, cuidar de las personas y el medio ambiente: “debemos ser valientes y audaces para tomar decisiones importantes que nos llevarán al siguiente nivel”, finalizó Erika Lucero Gómez Jiménez, jefa de Comunicación Interna de la compañía.