La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022 revela que el 4.6% de los adolescentes y el 19.5% de los adultos son fumadores actuales. A pesar de los esfuerzos de las campañas anti cigarro, el consumo de cigarrillos en México continúa en aumento; en comparación con los 15 millones de fumadores adultos registrados en 2020, actualmente hay 17 millones, lo que evidencia la necesidad de replantear las estrategias actuales y considerar enfoques diferentes para abordar este desafío de salud pública.
Mientras que la experiencia internacional ofrece lecciones valiosas, que México y las autoridades deberían considerar. Países como el Reino Unido, Nueva Zelanda, Suecia y Japón han adoptado estrategias de reducción del daño que combinan la prevención y cesación del consumo del cigarro con el acceso a otras opciones que reducen los riesgos asociados con fumar.
Además, la prohibición de vapeadores y cigarro electrónico, ha fomentado que estos productos se encuentren de manera ilícita y sin supervisión del Estado representando un riesgo adicional para la salud pública.
En el marco del Día Internacional Sin Cigarro decidimos explorar algunas de las ideas más comunes y encontramos las siguientes:
1. El vapeo no es lo mismo que fumar y no es una ventana de acceso al tabaquismo
Vapear puede ser una opción para dejar de fumar, ya que proporciona nicotina sin los tóxicos del humo del cigarro. Los vaporizadores de nicotina fueron la ayuda más utilizada para dejar de fumar en 2020, con tasas de éxito de abandono que alcanzaron entre el 59.7% y el 74% en 2019 y 2020, según informes del Gobierno del Reino Unido. Solo 1.3% de las personas que nunca han fumado vapean actualmente, es decir, las formas alternativas de consumo no inciden en el incremento de usuarios y sí en el número de fumadores que migran a éstas potencialmente menos dañinas. También, queda claro que el uso de estos productos está asociado a la voluntad de dejar de fumar: 27.9% de los vapeadores actuales señalan esta razón como su principal motivación para iniciar el consumo de productos alternativos al cigarro.[1]
[1] King’s College London, Ibidem.
2. El vapeo no es igual de dañino que fumar cigarros.
El vapeo con reglas, es una opción menos dañina que fumar. Los cigarros son la forma más dañina para consumir cigarro y nicotina. Los vapeadores no generan combustión y eso reduce las sustancias tóxicas que produce en aproximadamente 95%, en comparación con el cigarro. Según el reporte Evidence reviews of e-cigarettes and heated tobacco products 2018 emitido por la instancia de Salud Pública de Inglaterra, el vapeo representa solo una pequeña fracción de los riesgos de fumar.
3. El vapeo no debe ser para menores de edad.
Los Vapeadores, cigarros electrónicos, cigarro para calentar y otras opciones no deben ser en ninguna circunstancia atractivos para menores de edad. En países como Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Nueva Zelanda, donde se ha regulado el vapeo, las estadísticas muestran un patrón común: la mayoría de los jóvenes que vapean primero fumaron cigarros convencionales. Por ejemplo, en Estados Unidos, la mayoría de los adolescentes clasificados como “vapeadores” lo hacen de forma ocasional o experimental, siendo aquellos que vapean con más frecuencia quienes previamente fumaron. Estos datos desafían la idea de que el vapeo incentiva a los jóvenes a fumar, demostrando que, en realidad, la mayoría de ellos comienza con el cigarro antes de adoptar el vapeo. La regulación del vapeo en estos países parece estar contribuyendo a una disminución del consumo de cigarro entre los jóvenes, al tiempo que ofrece una opción menos perjudicial para aquellos que ya son fumadores.
4. La prohibición no ha terminado con el uso y venta de vapeadores.
Pese a la prohibición, según datos oficiales, 12 millones de adultos han usado alguna vez un cigarro electrónico y 2 millones de ellos lo usan actualmente, lo más probable es que consumen estos productos del mercado negro[1]. https://www.insp.mx/control-tabaco/articulos/encuesta-global-de-tabaquismo-en-adultos-gats-mexico-2023. Lo que a su vez ha ocasionado que los menores tengan fácil acceso entre jóvenes y menores de edad. Como en todas las prohibiciones, el mercado ha encontrado la forma de satisfacer una demanda existente y no atendida por una oferta legal, es decir, grupos del crimen organizado han tomado parte del control de la distribución y venta de productos de vapeo en el país.