La erupción volcánica que comenzó el mes pasado en Islandia está empezando a representar una amenaza mayor para la seguridad de las personas, algo que no se previó inicialmente, a medida que el flujo de lava se extiende.
Esto representa un giro a lo que significaba la erupción en un inicio, cuando la gente se acercaba a ver, jugar e incluso cocinar salchichas en la lava.
“La zona se ha vuelto más peligrosa”, declaró Kristin Jonsdottir, de la Oficina Meteorológica de Islandia, a la emisora estatal RUV. Según ella, el riesgo ahora es que la lava cambie rápidamente de dirección, pudiendo rodear a los observadores.
El lugar ha estado acordonado desde el lunes, después de atraer a miles de personas deseosas de ver la erupción, que fue la primera en la península islandesa de Reykjanes en casi 800 años.
La zona permaneció cerrada el martes mientras los gases venenosos salían de la abertura. La lava fresca fluyó hacia un valle cercano, con unos siete metros cúbicos vertidos cada segundo.
El lugar de la erupción volverá a abrirse el miércoles a las 6 de la mañana, hora local, según informó la policía en un comunicado.