Alrededor del 40 por ciento de todos los procedimientos de interrupción del embarazo en Estados Unidos ahora son realizados mediante el uso de medicamentos en lugar de cirugías, y esa opción se ha convertido en la más utilizada durante la pandemia de coronavirus.
Los defensores de derechos para abortar señalaron que la pandemia ha demostrado el valor de la atención médica proporcionada de manera virtual, así como la privacidad y la comodidad de que los procedimientos se lleven a cabo en la vivienda de la paciente, en lugar de en una clínica.
Los opositores al aborto temen que el método se vuelva cada vez más frecuente y por lo tanto están impulsando una propuesta en varios estados dirigidos por republicanos para restringirla y, en algunos casos, prohibir que los proveedores receten medicamentos para abortar a la distancia.
Este año, Ohio implementó una prohibición que propone cargos penales para los doctores que la quebranten. La ley entrará en vigor la próxima semana, pero un juez la bloqueó temporalmente en respuesta a una demanda interpuesta por la organización Planned Parenthood.
Los opositores a la prohibiciones señalaron que los abortos por telemedicina son seguros, y que prohibirlos tendría un efecto desproporcionado sobre los residentes de zonas rurales que tienen que recorrer una gran distancia para llegar a la clínica de aborto más cercana.
Otro proyecto de ley ha buscado prohibir la entrega por correo de las píldoras para abortar, así como reducir el periodo de 10 semanas en el que el método está permitido y requerir que los médicos le digan a las mujeres que abortarán con medicamentos que el proceso puede ser revertido a la mitad del camino, una afirmación que los críticos califican de científicamente infundada.
Esto es parte de una ola de medidas contra el aborto que varios estados están considerando este año, incluidas algunas que prohibirían casi todos los abortos. Los partidarios de las propuestas esperan que la Corte Suprema, que ahora tiene una mayoría conservadora de 6-3, podría estar dispuesta a anular la decisión del caso Roe vs Wade de 1973 que estableció el derecho a nivel nacional para interrumpir los embarazos.
Los abortos inducidos por medicamentos han estado disponibles en Estados Unidos desde el 2000, cuando la Administración de Control de Drogas aprobó el uso de la mifepristona. Tomada con misoprostol, constituye la llamada píldora abortiva.