El número de estadounidenses que solicitó ayuda del gobierno por desempleo cayó la semana pasada a cerca de 473 mil, la cantidad más baja durante la pandemia de COVID-19 y la evidencia más reciente de que son menos los empleadores que están recortando puestos ante el aumento del gasto de los consumidores y la reapertura de negocios.
El reporte de este jueves del Departamento del Trabajo de Estados Unidos muestra que las solicitudes disminuyeron en 34 mil desde una cifra ajustada estacionalmente de 507 mil de una semana antes.
El número de peticiones de ayuda por desempleo —un medidor aproximado del ritmo de los despidos— ha bajado considerablemente frente al punto máximo de 900 mil registrado en enero. En lugar de recortar empleos, muchos patrones están batallando ahora para atraer a solicitantes suficientes para las vacantes.
Con la contratación al alza, el incremento de la vacunación y la aceleración económica, los consumidores confían más y, en promedio, cuentan con bastante dinero después de haber limitado sus gastos durante la pandemia. Los cheques de ayuda también han aliviado muchas cuentas bancarias de la gente.
Ahora, son más los estadounidenses que se arriesgan a comprar, viajar, salir a cenar y reunirse en lugares de entretenimiento. La reapertura ha sido tan rápida que muchos negocios no han podido contratar aún al personal necesario tan pronto como habrían deseado.
Los economistas monitorean las solicitudes semanales de ayuda por desempleo en busca de indicios de la dirección que podría tomar el mercado laboral. Sin embargo, desde la pandemia, tales cifras se han tornado un barómetro menos confiable que en otras ocasiones. Los estados han batallado para ponerse al corriente en procesar las solicitudes de desempleo y los casos sospechosos de fraude han enturbiado las cifras de los recortes laborales.
En abril, los empleadores agregaron alrededor de 266 mil puestos, mucho menor de lo esperado pero una señal de que algunos negocios batallaron para encontrar trabajadores suficientes.