Joe Biden y los demócratas se enfrascaron en un intenso jaloneo público y privado sobre los nuevos impuestos para pagar su plan de gasto social, así como por la expansión de los programas de salud, en una serie de desencuentros que amenazaba con descarrilar el programado voto del paquete de infraestructura física y humana esta semana.
A 48 horas de viajar a la Conferencia de Cambio Climático COP26 en Glasgow, Escocia, el presidente citó en la Casa Blanca a los dos senadores demócratas que son el centro de la discordia, Joe Manchin, de Virginia del Oeste, y Kyrsten Sinema, de Arizona, sin que trascendieran avances en las negociaciones que tienen como plazo el domingo.
Durante la jornada, el plan de los demócratas para establecer un impuesto a los billonarios de papel entró en problemas, conforme surgieron dudas sobre la posible inconstitucionalidad del gravamen, la complejidad de su instrumentación y la insuficiencia para cubrir el costo del plan de infraestructura humana en los próximos 10 años.
En lugar de un acuerdo sobre el impuesto a los millonarios, los senadores demócratas develaron un nuevo impuesto mínimo a grandes empresas de 15 por ciento, que afectaría alrededor de 200 de las más grandes firmas de Estados Unidos, sin necesidad de elevar la tasa de impuestos corporativos de 21 por ciento.
El segundo plan impositivo recibió un inesperado espaldarazo de la senadora Sinema, quien aseguró en un comunicado que se trata de una “medida de sentido común” para asegurar que las muy lucrativas corporaciones de Estados Unidos, que en ocasiones evitan pagar impuestos a la tasa actual, “paguen un impuesto corporativo mínimo razonable sobre sus ganancias”.
Pero si el segundo plan fuera insuficiente, los demócratas guardan bajo el brazo otra propuesta de impuesto a los “ultra millonarios”, a fin de que los estadounidenses con más de mil millones de dólares paguen una tasa anual adicional de 3 por ciento de todos sus activos, así como un impuesto 2 por ciento a quien tuviera activos entre 50 millones y mil millones de dólares.
Aunque la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, insistió que un acuerdo era inminente, la líder del sector progresista, Pramila Jayapal, dijo que su fracción no votará por el plan de infraestructura física, a menos que haya un acuerdo sólido o un compromiso presidencial respecto del plan de gasto social.
Más aún, en el Senado afloraron dificultades frescas luego que el senador socialista Bernie Sanders sostuvo que sólo apoyaría el plan de infraestructura social si se incluye una expansión del Medicare –el plan de cobertura de salud para los estadounidenses mayores de 65 años– y un programa para renegociar los precios de las medicinas, a lo que se opone el senador demócrata Manchin. Los demócratas se fijaron como plazo para llegar a un acuerdo del 31 de octubre.