Jacob Chansley, el asaltante que llevaba un tocado de piel de coyote durante el asalto al Capitolio de EU, fue sentenciado a más de tres años de prisión por su papel en los disturbios.
Chansley, de 34 años, fue sentenciado el miércoles a 41 meses por el juez federal de distrito Royce Lamberth en Washington. Aunque es menos de los 51 meses que habían solicitado los fiscales federales, el castigo es uno de los más duros hasta ahora para un participante en el asedio al Capitolio.
“Lo que hicieron aquí fue horrible”, subrayó el juez al imponer la sentencia.
Filmado sin camisa y llevando una bandera estadounidense a través del Capitolio, Chansley se convirtió rápidamente en uno de los símbolos más reconocibles de la insurrección. El partidario de Donald Trump dejó una nota escrita a mano en un estrado que el entonces vicepresidente Mike Pence había dejado libre mientras se desarrollaba el motín.
“Es sólo una cuestión de tiempo”, decía la nota. “¡La justicia viene!”
Chansley, quien se declaró culpable en septiembre de obstruir un procedimiento oficial, ha estado bajo custodia desde poco después del motín. Su abogado, Albert Watkins, había pedido que su cliente no tuviera más tiempo en la cárcel.
Al dirigirse a la corte antes de su sentencia, Chansley dio una declaración larga y ambigua en la que expresó su arrepentimiento por sus acciones “indefendibles” el 6 de enero; relató su trabajo con niños abusados, y habló de su amor por Jesús y Gandhi.
“No soy de ninguna manera un criminal peligroso; no soy un hombre violento, no soy un insurrecto, no soy un terrorista doméstico. Soy un buen hombre que violó la ley y estoy haciendo todo lo posible para asumir la responsabilidad de eso”, declaró.
Lamberth elogió a Chansley por su arrepentimiento, comparando sus comentarios “con el tipo de cosas que habría dicho Martin Luther King”, pero señaló que la conducta de Chansley merecía una larga sentencia.