La dificultad para encontrar kits de pruebas de coronavirus en muchas partes de California y la demora en la obtención de los resultados están alimentando una creciente frustración y contribuyen a una ola de contagios que en apenas de dos semanas ha duplicado el número de personas hospitalizadas por COVID-19.
Para muchas actividades se necesita una prueba de detección del virus negativa, desde ir a trabajar o embarcar en un avión, a acudir a un evento deportivo. El retraso a la hora de obtener el resultado — o la imposibilidad de encontrar un test — puede hacer que gente asintomática o con síntomas muy leves piense que no está infectada y siga adelante con su vida normal.
“Si se hace una prueba y da positivo, sabe que se tiene que aislar”, dijo Abraar Karan, doctor especialista en enfermedades infecciosas en la Universidad de Stanford. “Si no se puede hacer la prueba, y no se puede permitir el lujo de hacer cuarentena sin saberlo, seguro que hay quien sale e infecta a otros”.
El aumento de los contagios en California ha derivado en una gran demanda de pruebas que, en muchos lugares, simplemente no pueden encontrarse. Algunos programas regionales que permitían el envío de muestras para su análisis fueron suspendidos por el acusado repunte de la demanda. En lugares donde hay pruebas disponibles, a veces es necesario esperar en fila durante horas para acceder a una.
El gobernador, Gavin Newsom, anunció el viernes la movilización de la Guardia Nacional de California para habilitar nuevos centros de pruebas y aumentar su capacidad. Más de 200 efectivos se desplegarán en 50 sitios para ayudar al personal clínico y controlar las multitudes, agregó.
Además, hay retrasos en la obtención de resultados. Kirsten Bibbins-Domingo, una profesora de epidemiología en la escuela de medicina de San Francisco, de la Universidad de California, dijo que oyó que un laboratorio tardaba nueve días en ofrecer los resultados, más del tiempo que podría pasar una persona expuesta al COVID-19 en cuarentena.
Algunos han recurrido a pagar 100 dólares, o más, por un test rápido, pero es algo que muchos no pueden permitirse.
Como el resto del país, California se ha visto sobrepasada por la variante ómicron, que se propaga más fácilmente que otras cepas del coronavirus. Además, es más fácil que infecte a personas ya vacunadas o que ya pasaron la enfermedad que sus antecesoras, aunque parece también menos probable que cause cuadros graves de la enfermedad.
Desde Navidad, más de 5 mil personas han ingresado en hospitales de California con COVID-19. En muchos casos, acudieron a los centros por otro motivo y se enteraron de la infección tras una prueba de detección.
Los modelos estatales empleados para pronosticar el impacto del virus muestran que en un mes California podría batir su récord de hospitalizaciones con 23 mil pacientes con coronavirus.