El presidente Joe Biden emitió este viernes una orden ejecutiva para transferir 7 mil millones de dólares en activos del banco central afgano congelados por EU para que puedan usarse en la compensación a víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre y apoyar los esfuerzos de ayuda en Afganistán.
La directriz ordena a las instituciones financieras de EU que transfieran los fondos del banco central afgano a una cuenta consolidada en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
EU busca obtener 3.5 mil millones de dólares para ayudar al pueblo afgano, mientras que los otros 3 mil 500 millones de dólares permanecerán en suelo estadounidense, a la espera de los litigios en curso presentados por las víctimas de los ataques del 11 de septiembre.
La administración de Biden está utilizando un ‘libro de jugadas’ empleado anteriormente por EU, basándose en una ley de 1977 que permite al gobierno confiscar activos cuando participa en hostilidades armadas. En 2003, Estados Unidos confiscó propiedades de Irak, poniéndolas en manos del Departamento del Tesoro para ayudar al pueblo iraquí, y más recientemente transfirió 400 millones de dólares de activos venezolanos al gobierno de oposición de Juan Guaidó.
En agosto, Estados Unidos congeló casi 9 mil 500 millones de dólares en activos pertenecientes al banco central afgano y detuvo los envíos de efectivo a la nación. Además de los poco más de 7 mil millones de dólares en reservas que se mantienen en EU, el resto se encuentra principalmente en Reino Unido, Alemania, Suiza y los Emiratos Árabes Unidos, explicó un alto funcionario de la administración.
Los funcionarios talibanes habían buscado acceso a los fondos después de tomar el control de Afganistán el año pasado, pero las sanciones antiterroristas existentes hacen que las transacciones financieras con el movimiento sean ilegales.
Eso provocó meses de trabajo entre bastidores por parte de la administración de Biden, que el alto funcionario de la administración describió como un camino complicado que requirió cientos de horas de análisis legal. En última instancia, Biden utilizó una disposición de la ley de poderes económicos de emergencia internacional para ordenar que los activos extranjeros se trasladen a una cuenta segregada.
Los fondos en realidad no se moverán hasta que el arreglo sea aprobado por un juez que supervise el litigio presentado por las víctimas del terrorismo, aunque los funcionarios de la administración dijeron que eran optimistas de que la propuesta sería aprobada.
Mientras tanto, la Casa Blanca planea establecer a una tercera parte que se encargaría de administrar tercero el dinero designado para la asistencia, según el funcionario.
La administración ya ha consultado con personas externas, incluido Ajmal Ahmady, el gobernador del banco central afgano que huyó del país en agosto, para ayudar a facilitar la transferencia de fondos, según una persona familiarizada con esas conversaciones. Un portavoz del consejo de seguridad nacional se negó a comentar quién participó en ayudar a liberar los fondos, citando consideraciones de seguridad.
La decisión de Biden de dividir los fondos conlleva cierto riesgo político. Algunos legisladores y víctimas de los ataques del 11 de septiembre se han opuesto a devolver dinero a Afganistán, mientras que grupos humanitarios han pedido a Estados Unidos que distribuya completamente los fondos afganos de regreso al país.