Rusia anunció este viernes ejercicios masivos de sus fuerzas nucleares en un momento de gran tensión internacional por su conflicto armado con Ucrania.
Con las tensiones en punto más álgido desde el final de la Guerra Fría, el ejército ruso anunció que será el propio Vladimir Putin quien supervisará el sábado el amplio ejercicio de sus fuerzas nucleares, que incluirá el lanzamiento de misiles de práctica.
Ante el anuncio, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se mostró inusualmente crítico al advertir que Washington no vio indicios del prometido repliegue ruso, sino más movimiento de tropas hacia la frontera con Ucrania.
“Todos los indicios que tenemos son que están preparados para entrar a Ucrania, atacar a Ucrania”, señaló Biden, apuntando que EU tiene “motivos para creer” que Moscú “está enfrascado en una operación de bandera falsa para crear una excusa para entrar”, pero no entró en detalles.
Algunos están preocupados porque el largo conflicto separatista en el este de Ucrania pueda proporcionar esa excusa. En los dos últimos días se han intensificado los bombardeos y los supuestos ciberataques en la zona.
Los temores de los aliados se centran en el estimado de 150 mil soldados rusos — alrededor del 60% de las tropas terrestres del país — apostados en torno a las fronteras ucranianas. El Kremlin insiste en que no tiene planes para una invasión, pero desde hace mucho considera al país vecino como parte de su esfera de influencia y ve la expansión de la OTAN hacia el este como una amenaza existencial. Una de sus demandas clave es que la alianza se comprometa a no permitir nunca el ingreso de Ucrania.
Biden tenía previsto hablar por teléfono el viernes con líderes transatlánticos sobre la acumulación de efectivos rusos y los continuados esfuerzos de disuasión y diplomacia.
Por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, reveló algunas de las conclusiones de los servicios de inteligencia estadounidenses en una estrategia diseñada para exponer y anticiparse a cualquier plan de invasión. Washington se ha negado a revelar buena parte de la evidencia que sustenta sus afirmaciones.
En una intervención en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Blinken dijo a los diplomáticos que un acontecimiento repentino y aparentemente violento organizado por Rusia para justificar una invasión la pondría en marcha. Apuntó a un “supuesto ataque terrorista” dentro de Rusia, a un montaje sobre un ataque con drones o a “un ataque falso, o incluso real... con armas químicas”.
La invasión comenzaría con ataques cibernéticos, ataques con misiles y bombardeos en toda Ucrania, continuó. Blinken describió además el ingreso de las tropas rusas en suelo ucraniano en dirección a Kiev, una ciudad de casi 3 millones de habitantes, y a otros objetivos clave.
En la sede de la OTAN en Bruselas, el secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, puso en duda los anuncios rusos de retirada.
“Hemos visto a algunos de esos soldados acercarse a la frontera”, señaló. “Les hemos visto incluso aumentar sus reservas de sangre. Ese tipo de cosas no se hacen sin motivo, y desde luego no se hacen si se está preparando para recoger y regresar a casa”.
A pesar de las advertencias desde Washington, las autoridades ucranianas trataron de proyectar calma y el director del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, Oleksii Danilov, afirmó el jueves en la noche que no había señales de una invasión masiva rusa inminente.
Aún así, los funcionarios estadounidenses y europeos estaban en alerta máxima ante cualquier intento de Moscú por crear un pretexto para la invasión, dijo un funcionario occidental familiarizado con los hallazgos de inteligencia. El gobierno ucraniano compartió información de inteligencia con los aliados que sugería que Rusia podría tratar de bombardear Luhansk, en la disputada región oriental de Donbas, el viernes en la mañana como parte de un esfuerzo para crear un motivo falso para emprender una acción militar, agregó el funcionario, que no estaba autorizado a realizar comentarios públicos.
La violencia en esa región se intensificó el jueves, cuando observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa reportaron más de 500 explosiones antes de que la situación se calmase con la llegada de la noche. Kiev y los separatistas han cruzado acusaciones de violar la frágil tregua en el conflicto, que dura ya ocho años, por el control del corazón industrial del país. Los combates comenzaron poco después de que Rusia se anexionase la península ucraniana de Crimea y han dejado 14 mil muertos.
Las autoridades separatistas de las regiones de Luhansk y Donetsk reportaron más bombardeos de las fuerzas ucranianas el viernes en la mañana en la tensa línea de contacto. Las autoridades ucranianas acusaron a los rebeldes de intensificar los bombardeos con la esperanza de provocar su respuesta.
Estados Unidos y Rusia tienen previsto mantener más conversaciones en los próximos días. Se espera que Blinken se reúna con su homólogo la próxima semana, y el ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu, hablará por teléfono con Austin el viernes, según el ejército de Moscú.