Médicos Sin Fronteras completa en el suburbio de Khayelitsha un proyecto para incrementar la vacunación de forma específica entre pacientes con VIH, hipertensión, diabetes o tuberculosis
Un programa de apoyo a la vacunación frente a la COVID-19 desarrollado por Médicos Sin Fronteras en el suburbio de Khayelitsha (Cabo Delgado, Sudáfrica), en colaboración con el Departamento de Salud del Cabo Occidental, aumenta la tasa de vacunación entre personas que presentan patologías previas que aumentan el riesgo de enfermedad grave y muerte por COVID-19.
La mayoría de los centros sanitarios de Sudáfrica no ofrecen apoyo a la vacunación selectiva de personas de alto riesgo, aunque estos pacientes acuden regularmente a los centros de salud. El enfoque llevado a cabo por MSF se ha traducido en la vacunación de 2 mil 238 personas adicionales con comorbilidades en un período de seis semanas entre diciembre de 2021 y enero de este año. A la vista de los resultados, MSF está recomendando el empleo de este modelo al Departamento Nacional de Salud sudafricano.
“Los datos del Departamento de Salud de Cabo Occidental durante la primera ola de COVID-19 mostraron cómo ciertas comorbilidades están asociadas con la muerte por COVID-19, entre ellas la diabetes, la hipertensión, el VIH y la tuberculosis. En la cuarta ola, hemos querido centrarnos en las personas que presentan enfermedades pero que aún no habían recibido las vacunas”, declara el Dr. Colin Pfaff, coordinador médico de MSF en Khayelitsha.
Tres clínicas de Khayelitsha contaban con puestos de vacunación en sus instalaciones, pero estos eran utilizados, fundamentalmente, por personas sin cita previa. La mayoría de los pacientes que acudían a recibir atención clínica eran reacios a vacunarse el mismo día dado que consideraban que ya habían esperado demasiado. Por ello, MSF desplegó 15 promotores de salud para dialogar con los pacientes que esperaban en la cola para recibir servicios clínicos. Si los pacientes estaban dispuestos a vacunarse, se registraban en el Sistema de Datos Electrónicos de Vacunación (el portal de registro del programa gubernamental de vacunación COVID-19) mientras esperaban para entrar en la consulta. Una vez terminada la consulta rutinaria, los pacientes eran acompañados por el promotor de salud al lugar de vacunación.
“Hace tiempo que se aspira a un enfoque de ventanilla única para las personas que viven con el VIH y, por lo tanto, añadir la vacunación frente a la COVID-19 a los servicios que podían recibirse el mismo día tenía mucho sentido en términos de enfoque continuo”, añade Pfaff.
De los 2 mil 238 pacientes con comorbilidades que se habían vacunado a finales de enero, el 41 por ciento eran personas que vivían con el VIH, el 18 por ciento presentaban hipertensión, el 15% eran pacientes con tuberculosis y el 10 por ciento padecían diabetes.
“Que no digan que la gente de Sudáfrica no quiere la vacuna, la queremos, pero en nuestras comunidades conseguirla es un reto más en una vida que ya es dura. Acepté vacunarme en el centro C [clínica de Nolungile] porque era sencillo, estaba en la clínica de todos modos”, cuenta Ntombekhaya Tsholoba, residente en Khayelitsha.
Grafitis para aumentar la aceptación entre hombres y jóvenes
En paralelo, MSF lleva a cabo campañas de vacunación COVID-19 en la comunidad de Khayelitsha desde julio de 2021. En ellas se incluye el desarrollo, la gestión y el despliegue de centros de vacunación en colaboración con el Departamento de Salud de Ciudad del Cabo.
“La vacunación en los centros comenzó en mayo de 2021, pero nos dimos cuenta de que muchas personas no acudían a estos lugares debido al coste del transporte, a los restrictivos horarios de apertura de las clínicas y a la falta de datos móviles [en los teléfonos] para poder registrarse en línea para acceder a la vacunación”, explica el director de promoción de la salud de MSF, Mpumi Zokufa.
“Empezamos a visitar zonas específicas y, con la ayuda de los integrantes del foro de salud de la comunidad, que son muy conocidos e influyentes, realizamos actividades de promoción de la salud y registramos a los que estaban dispuestos a vacunarse en el Sistema de Datos Electrónicos de Vacunación”, recuerda Zokufa.
Cuando se registra un gran número de personas en un lugar concreto, MSF llama al equipo de vacunación de la Ciudad del Cabo para que proceda con la vacunación, utilizando puestos de vacunación móviles. Gracias a esta colaboración, el número de personas registradas y vacunadas en Khayelitsha aumentó en 18.600. Cuando MSF comprobó que la aceptación de la vacunación era baja entre los jóvenes y los hombres, el equipo de promoción de la salud de la organización decidió utilizar grafitis en las paredes de la comunidad como medio de concienciación sobre la vacuna COVID-19.
“Se ha invertido en campañas digitales [de sensibilización sobre vacunación] COVID-19, pero faltaba en gran medida una promoción de la salud basada en la comunidad y a pie de calle, y sabíamos que teníamos que cubrir esta carencia”, afirma Zokufa.
Con este objetivo, MSF invitó a tres artistas de Khayelitsha para que crearan dibujos a favor de la vacunación y los pintaran en las paredes de la comunidad en zonas de mucho tránsito. A continuación, se realizaron vacunaciones en esos lugares en días determinadas.
La artista de Khayelitsha, Noeleen Ndamane, cree que los murales han marcado la diferencia. “Causamos un revuelo importante en las calles. La gente se paraba y hacía preguntas. Algunos días había diyéis pinchando junto a nosotros, y grandes multitudes bailando, viendo nuestro trabajo, y yendo directamente a la clínica móvil para su pinchazo”, recuerda.