BRUSELAS.- El ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, dijo que en las reuniones con los aliados de la OTAN en Bruselas tiene tres puntos sobre la agenda: “Armas, armas y armas”.
“Mi agenda es muy simple, sólo hay tres asuntos en ella: armas, armas y armas”, dijo a su llegada a la sede de la alianza atlántica.
Aseguró que el Ejército y la nación ucraniana han demostrado “que sabemos luchar y ganar, pero sin el suministro sostenible y suficiente de las armas que ha pedido Ucrania, estas victorias irán acompañadas de enormes sacrificios. Si no nos ayudan ahora, y hablo de días, no semanas, su ayuda llegará demasiado tarde”.
En concreto, afirmó que Ucrania necesita, en particular, aviones, misiles antibuque, vehículos blindados personales y sistemas pesados de defensa aérea.
Conmovidos por los informes de las atrocidades cometidas en Ucrania, los países de la OTAN acordaron aumentar los envíos de armas más letales a Kiev, en medio de temores de que Rusia se apresta a lanzar una ofensiva en gran escala en la región del Dombás, en el este.
“La reunión emitió un mensaje claro de que los aliados deben hacer más, y están dispuestos a hacer más, enviar más equipos y comprenden y reconocen la urgencia”, declaró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, tras una reunión de cancilleres.
La nueva entrega al gobierno ucraniano consta de vehículos blindados, carros de combate, sistemas antiaéreos de alcance medio, drones, y sistemas de defensa costera, una decisión que se tomó ayer mismo en Bruselas.
Por su parte, los países de la Unión Europea han aprobado una quinta ronda de sanciones contra Rusia, entre ellas un embargo a las importaciones de carbón, luego de que surgió evidencia de tortura y asesinatos en las zonas de guerra de las afueras de Kiev.
Además, el Pentágono asegura que Kiev está en condiciones de ganar la guerra a Rusia. El portavoz, John Kirby, aseguró que el presidente Vladimir Putin no ha “logrado sus objetivos estratégicos en Ucrania: no tomó Kiev. No derrocó al gobierno. No eliminó a Ucrania como Estado-nación. Y en realidad sólo ha tomado el control de un pequeño número de localidades”.
Durante la intervención por videoconferencia en el Parlamento griego, el presidente Volodímir Zelenski, pidió a Grecia que utilice su influencia en la Unión Europea para “organizar mejor” la salvación de la ciudad sitiada de Mariúpol, sobre todo, mediante el envío de armas.
Aseguró que la ciudad que alberga una comunidad importante de origen griego está “destruida hasta las cenizas”.
En un hecho que generó polémica entre los partidos griegos, Zelenski cedió la palabra a un soldado griego-ucraniano, quien lucha en Mariúpol y que se identificó como miembro del batallón neonazi Azov, un regimiento de la Guardia Nacional de Ucrania que se fundó como grupo paramilitar nacionalista.
El presidente ucraniano quiso dar voz al testimonio de un ciudadano greco-ucraniano, pero no contó con las reacciones que suscitaría entre todos los legisladores griegos. El principal partido de oposición, Syriza, calificó de “inaceptable” que un miembro de ese batallón se dirija al Parlamento griego.