BEIJING, China.- Shanghái permitió este miércoles que cuatro millones más de residentes puedan salir de sus casas, al tiempo que alivia algunas restricciones que han aislado a la mayor ciudad de China por la nueva ola del COVID-19 .
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó su previsión de crecimiento económico para el país asiático y advirtió que el flujo global de bienes industriales podría verse interrumpido.
Un total de casi 12 de sus 25 millones de residentes pueden salir de sus casas luego de la primera ronda de flexibilización de medidas de la semana pasada, anunció Wu Ganyu, funcionario de salud, en una conferencia de prensa. Además, apuntó que el virus estaba “bajo control efectivo” por primera vez en algunas partes de la metrópolis.
Según los últimos cambios, más de cuatro millones de personas residen en las zonas cuyo estatus ha pasado de cerrado a controlado, agregó el funcionario, señalando que algunos no pueden salir de sus vecindarios y que las grandes concentraciones de gente están prohibidas.
Por su parte, el FMI redujo su previsión de crecimiento para China este año desde el 4.8 por ciento previo al 4.4 por ciento debido a los confinamientos en Shanghái y en otros centros industriales. Esto supone un importante descenso con respecto al dato del año pasado, del 8.1 por ciento, y al objetivo del gobernante Partido Comunista, del 5.5 por ciento.
Las cifras del último brote en China son relativamente bajas, pero el Partido Comunista está aplicando una estrategia de “cero COVID” que supone cerrar grandes ciudades para aislar a cada caso positivo.
Este miércoles, el gobierno reportó 19 mil 927 nuevas infecciones en el territorio continental chino, de las cuales todas menos 2 mil 761 tuvieron síntomas. En Shanghái se registraron el 95 por ciento del total, o 18 mil 902, 2 mil 495 de ellos con síntomas.
La agencia de salud de Shanghái reportó el martes el deceso de siete personas que tenían COVID-19, pero explicó que las muertes se produjeron por cáncer, problemas cardíacos y otras dolencias. Todos los fallecidos, a excepción de dos, tenían más de 60 años.
Shanghái cerró empresas y confinó a la mayoría de su población en sus casas el 28 de marzo tras un repunte de los contagios. Esto provocó quejas por la falta de acceso a los suministros de comida y medicamentos. Quienes arrojan positivo al virus, pero no desarrollan síntomas, tienen que ingresar en centros de cuarentena habilitados en salas de exposiciones y otros edificios públicos.
Los datos oficiales mostraron esta semana que la actividad económica de los tres primeros meses del año bajó con respecto al último trimestre de 2021.
Los cierres “podrían agravar las interrupciones de los suministros en otros lugares” y elevar la presión para el aumento de la inflación, informó el FMI en su reporte.
El partido gobernante ha prometido devoluciones fiscales y otras ayudas a las empresas, pero evita un plan de estímulo del gasto a gran escala. Los economistas sostienen que esa estrategia no ofrecerá resultados y que Beijing podría tener que gastar más o rebajar las tasas de interés.
Los líderes chinos habían prometido tratar de reducir el costo humano y económico de los controles contra la pandemia adoptando una estrategia para aislar a vecindarios y zonas pequeñas en lugar de ciudades enteras. Sin embargo, muchos lugares parecen estar aplicando controles más estrictos luego de que las autoridades de Shanghái fueran criticadas por no actuar con suficiente dureza.