La guerra de Rusia contra Ucrania es, en muchos sentidos, una guerra contra las mujeres. El hecho de que la mayoría de las mujeres no luchen en el campo de batalla no significa que sus experiencias de guerra sean menos traumáticas que las realidades de los soldados varones.
La mayoría de las 5 millones de personas refugiadas ucranianas son mujeres que dejaron atrás a sus maridos, hijos y hermanos que luchan por su patria, así como niños, niñas y adultos mayores.
Incluso una vez que las mujeres ucranianas llegan a un lugar de refugio, enfrentarán problemas para encontrar un trabajo digno, que en realidad es un término legal internacional que describe entornos de trabajo seguros y justos.
Las refugiadas ucranianas también están asumiendo nuevas cargas financieras siendo madres solteras y, por lo tanto, cabezas de familia, mientras que al mismo tiempo cuidan a las infancias y a sus familiares mayores.
Como estudiosa del género y los mercados laborales, creo que esta guerra y sus consecuencias van a ser especialmente dañinas para las mujeres, las infancias y los ancianos. Se necesitan medidas especiales para ayudar a las mujeres ucranianas a encontrar trabajo, mantener a sus dependientes y también contribuir a las economías de sus nuevos países anfitriones.
Migración y empleo
Se ha demostrado que las personas refugiadas y migrantes mejoran las economías de sus países de acogida con el tiempo.
Pero la investigación, incluida la mía, muestra que durante tiempos de crisis, los países que acogen a refugiadas y refugiados no tienen muchas oportunidades para las personas que buscan empleo y pueden necesitar establecer nuevos servicios sociales y crear nuevos puestos de trabajo para acomodar a muchos nuevos trabajadores altamente calificados.
Esta situación puede generar competencia laboral entre las personas recién llegadas y las locales, lo que puede alimentar la discriminación y el resentimiento.
Turquía, por ejemplo, alberga a más de 3.6 millones de refugiados sirios, 11 años después de que estallara la guerra civil siria. Si bien el pueblo turco inicialmente dio la bienvenida a las primeras oleadas de refugiados sirios, el apoyo público a las y los sirios ha disminuido en los últimos años.
Una de las razones es que existe una creciente preocupación por los sirios que toman trabajos de los turcos locales, a pesar de que la mayoría de los sirios están haciendo trabajos mal pagados que la mayoría de los turcos no querrían.
Trabajo de cuidado no remunerado
Un problema crítico para las mujeres ucranianas es el probable aumento de la cantidad de tiempo que dedican a las tareas domésticas no remuneradas. Este trabajo involucra cuidado de infancias, limpieza, cocina u otras responsabilidades que no resultan en pago. Las mujeres generalmente hacen mucho más de este trabajo que los hombres.
Debido a que Ucrania prohíbe que los hombres de 18 a 60 años de edad abandonen el país para poder luchar en la guerra contra Rusia, las mujeres ucranianas deben cuidar a los miembros de la familia y trabajar para mantener económicamente a sus familias.
Si bien niñas y niños ucranianos mayores pueden asistir a la escuela en sus nuevos hogares en Polonia y otras partes de la Unión Europea, las madres con bebés y niños pequeños tienen menos opciones. En algunas partes de Polonia, por ejemplo, no hay guarderías estatales y, en general, las opciones de cuidado infantil asequibles o gratuitas son limitadas.
Incluso si los países anfitriones brindan cuidado infantil, las mujeres ucranianas con títulos profesionales enfrentarán otro desafío: encontrar trabajo.
La búsqueda de empleo
Antes de la guerra, las mujeres constituían alrededor del 47 por ciento de la fuerza laboral formal de Ucrania, un porcentaje que ha disminuido desde aproximadamente el 50 por ciento en las últimas dos décadas. Las mujeres también, cada vez más, ganan menos que los hombres por el mismo trabajo en Ucrania.
Las mujeres ucranianas están, en general, mejor educadas que la mujer europea promedio, según datos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional sobre educación superior.
Los títulos universitarios de las mujeres ucranianas deberían traducirse fácilmente en otros países europeos, colocándolas en una buena posición para buscar trabajo.
La Unión Europea dijo en marzo de 2022 que estaba finalizando el papeleo para reconocer y aceptar los diplomas de personas refugiadas de Ucrania.
El problema es que hay un número limitado de trabajos administrativos en los países de acogida europeos.
Los empleadores europeos también pueden no ser muy acogedores con los y las ucranianas, debido a las crisis económicas existentes y al aumento del desempleo, empeorado por la pandemia de COVID-19.
Cuando las oportunidades de las mujeres para unirse a la fuerza laboral formal de un país anfitrión son limitadas o bloqueadas, es más probable que se vean obligadas a contraer matrimonio precoz, trabajo sexual y sean víctimas de trata de personas para poder sobrevivir.
Un camino a seguir
A menos que existan medidas políticas únicas y otras respuestas, incluso las mujeres ucranianas más educadas no podrán trabajar ni tener una vida independiente.
Sin embargo, cuando se trata de gobiernos anfitriones que sienten la presión pública para brindar servicios económicos y sociales, como atención médica y educación, a las y los ucranianos, es inevitable que haya cierta tensión y discriminación contra los refugiados.
La integración de las refugiadas ucranianas en nuevos países requeriría políticas específicas que reconozcan y respondan a sus desafíos únicos como mujeres y nuevas cabezas de familia solteras. Esto podría incluir cuidado infantil subsidiado o ayuda para el cuidado de personas mayores.
Las organizaciones filantrópicas y las corporaciones globales que ofrecen ayuda a las refugiados ucranianas podrían, por ejemplo, ofrecer oportunidades de trabajo remoto y en línea para las mujeres ucranianas.
Las mujeres ucranianas ahora en el exilio están sintiendo el estrés de cuidar a las infancias y otros miembros de la familia mientras intentan trabajar. Pero estas dos demandas que chocan repentinamente representan un temor común que comparten muchas madres, tanto en tiempos de paz como de guerra. Las soluciones para ayudar a las refugiadas ucranianas a mantenerse a sí mismas y a sus familias merecen una consideración sincera.
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*Escrito por Dilek Cindoglu, profesora de Sociología en la Universidad de Georgetown.
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