El tráfico, los peatones y los corredores reaparecieron este miércoles en las calles de Shanghái, mientras la ciudad más grande de China recuperaba la normalidad tras un estricto confinamiento de dos meses contra el COVID-19 que provocó inusuales protestas por su agresiva aplicación.
El comité del Partido Comunista en Shanghái, el organismo político más poderoso de la ciudad, publicó una carta en internet proclamando el éxito de la cuarentena y dio las gracias a la ciudadanía por su “apoyo y contribuciones”. Las autoridades están eliminando las medidas obligatorias que paralizaron la vida cotidiana de millones de personas, además de asestar un duro golpe a la economía y las cadenas de suministro globales. En los últimos días, el gobierno parecía dispuesto a acelerar el levantamiento gradual de las restricciones.
Aunque las autoridades defienden la estricta política de “cero COVID” del presidente y jefe del partido Comunista, Xi Jinping, parecían reconocer la oposición pública a unas medidas que se considera mermaron aún más unos derechos ya muy limitados a la privacidad y a la participación en el funcionamiento del gobierno.
El Mecanismo Conjunto de Prevención y Control emitió una circular el martes que prohibía la “desinfección no habitual, simple y grosera en interiores” que realizaban en su mayoría equipos no cualificados en Shanghái y otros lugares, y que causó daños en casas y reportes de robos.
El servicio de metro y autobús en Shanghái se restablecía por completo este miércoles, al igual que las conexiones ferroviarias básicas con el resto de China. Aun así, más de medio millón de personas en la ciudad de 25 millones de habitantes seguían confinadas o limitadas a zonas designadas de control porque aún se detectaban casos del virus.
El gobierno indicó que todas las restricciones se levantarían de forma gradual, pero los comités de vecindarios aún tenían un poder considerable para imponer medidas en ocasiones arbitrarias y contradictorias. También se mantenía el requisito de obtener un negativo en una prueba PCR en las 48 horas previas para acceder a espacios públicos en Shanghái, Beijing y otros lugares.
Eso no impidió a la gente salir a la calle para comer y beber ante la policía desplegada para disuadir de grandes aglomeraciones.
Cao Yue, que trabaja en la afectada industria turística, dijo que era una alegría ver “mucha gente a mi alrededor en la calle”.
Cao dijo que los últimos dos meses de confinamiento habían sido una experiencia deprimente.
“Al principio de la cuarentena me pesaba mucho el corazón porque no sabía qué hacer y era difícil comprar comida al principio”, contó. “Era bastante deprimente estar encerrado en casa y ver a toda Shanghái confinada”.
Lu Kexin, una estudiante de secundaria que visitaba el paseo marítimo, conocido como el Bund, por primera vez desde marzo, dijo que se había vuelto loca atrapada en casa tanto tiempo. “Estoy muy feliz, extremadamente feliz, completamente, demasiado feliz”.
Las escuelas reabrirán de forma parcial y para alumnos que deseen regresar, mientras que centros comerciales, supermercados, tiendas de alimentación y farmacias reabrirán de forma gradual a un máximo del 75 por ciento de su capacidad. Cines y gimnasios permanecerán cerrados.
Las autoridades de salud reportaron este miércoles apenas 15 casos nuevos de COVID-19 en Shanghái, en comparación con el récord de unos 20 mil casos diarios en abril. En los últimos días, las autoridades parecían haber acelerado la retirada gradual de las restricciones.
Unos pocos mercados y centros comerciales han reabierto, y algunos vecinos recibieron permisos para salir unas pocas horas al día.
La cuarentena ha provocado un éxodo de residentes chinos y extranjeros. Se formó una multitud fuera de la estación de ferrocarril de Hongqiao, donde sólo se habían reanudado algunos servicios de tren.
Aunque el resto del mundo ha ido abriendo, China se ha atenido a su estrategia de “cero COVID”, que requiere cuarentenas, pruebas masivas y aislamiento en instalaciones centralizadas para cualquiera que esté contagiado o haya estado en contacto con alguien que diera positivo.