Corea del Norte reportó este jueves un brote de enfermedad infecciosa además de su ola actual de COVID-19, y señaló que su líder, Kim Jong-un, había donado sus medicamentos privados a los pacientes.
No estaba claro cómo de grave era la nueva epidemia, pero algunos observadores externos señalaron que probablemente el país intenta reforzar la imagen de Kim como un líder preocupado por la gente, ya que necesita más apoyo del público para superar las penurias asociadas a la pandemia.
Kim ofreció el miércoles la reserva de medicamentos de su familia para los afectados por “una epidemia intestinal aguda” en la localidad suroccidental de Haeju, según la Agencia Central de Noticias de Corea. El principal diario del país, Rodong Sinmun, publicó una imagen de portada de Kim y su esposa, Ri Sol Ju, revisando soluciones salinas y otros medicamentos que donaban.
La agencia no entró en detalles sobre la enfermedad ni cuántas personas había infectadas.
Algunos analistas señalaron que la “epidemia intestinal” en Corea del Norte podría ser una enfermedad contagiosa como el tifus, la disentería o el cólera, que son problemas intestinales provocados por microbios a partir de comida y agua contaminada o contacto con las heces de personas infectadas.
Estas enfermedades son habituales en Corea del Norte, que carece de buenas instalaciones de tratamiento de aguas y tiene graves déficits en su infraestructura de salud pública desde mediados de la década de 1990.
Después de que Corea del Norte reportara el mes pasado un creciente número de pacientes con síntomas de fiebre tras reconocer un brote de coronavirus, la agencia de espionaje surcoreana dijo que “un número considerable” de esos casos de fiebre eran enfermos de sarampión, tifus y tosferina.
“El brote de sarampión o tifus no es inusual en Corea del Norte. Creo que es cierto que hay un brote de una enfermedad infecciosa allí, pero Corea del Norte lo utiliza como oportunidad para recalcar que Kim se preocupa de su gente”, dijo Ahn Kyung-su, responsable de DPRKHEALTH.ORG, un sitio web especializado en cuestiones de salud en Corea del Norte. “De modo que es un mensaje más político que médico”.
Kim ya envió el mes pasado medicamentos de su familia a pacientes de COVID-19, según reportes en medios estatales.
Más de 4.5 millones de los 26 millones de habitantes del país han enfermado por una fiebre no identificada, aunque apenas 73 han muerto, según la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA, por sus siglas en inglés). El país ha identificado sólo a un puñado de ellos como casos confirmados de coronavirus debido a una aparente falta de pruebas diagnósticas. Muchos expertos extranjeros cuestionan la cifra de muertos y creen que probablemente no se ha informado de su alcance real para proteger a Kim de daños políticos en su país.
Durante una conferencia del partido gobernante la semana pasada, Kim afirmó que la situación de la pandemia ha pasado la fase de “crisis grave”. Pero el país aún mantiene fuertes restricciones, que según algunos analistas agravarán más los problemas de la maltrecha economía norcoreana tras los prolongados cierres asociados a la pandemia y las sanciones de Naciones Unidas.
El Ministerio surcoreano de Unificación reiteró más tarde este jueves su oferta de cooperación intercoreana en asuntos médicos y de salud. Después de Pyongyang admitiera el brote de COVID-19, Corea del Sur y Estados Unidos ofrecieron envíos humanitarios de vacunas, suministros médicos y otra asistencia, pero el Norte no ha respondido.