Rusia expuso el sábado 24 de septiembre sus argumentos sobre la guerra en Ucrania, reiteró su serie de agravios sobre su vecino y Occidente y señaló ante la Asamblea General de Naciones Unidas que Moscú “no tuvo más remedio” que tomar acciones militares.
Después de días de acusaciones contra Rusia durante la prominente cita diplomática, el ministro del Exterior, Sergey Lavrov, intentó virar el foco de la atención hacia Washington.
Lavrov aseguró en su discurso que Estados Unidos y sus aliados —no Rusia, como afirma Occidente— están socavando en forma agresiva al sistema internacional que la ONU encarna.
Tras invocar la historia —desde la guerra de Estados Unidos en Irak a principios de la década de 2000, hasta la Guerra Fría del siglo XX y una política estadounidense del siglo XIX que básicamente proclamaba la influencia de Washington en el hemisferio occidental—, Lavrov describió a Estados Unidos como un bravucón que intenta arrogarse “el derecho sagrado de actuar con impunidad donde y cuando lo desee” y no acepta un mundo en que otros también promuevan sus intereses nacionales.
“Estados Unidos y sus aliados quieren detener la marcha de la historia”, agregó.
Estados Unidos y Ucrania se habían abstenido el sábado de replicar aunque podían hacerlo. En sus discursos, los presidentes de ambos países describieron a Rusia como un agresor peligroso que debe ser frenado.
Por otra parte, Lavorv acusó a Occidente de tener el objetivo de “destruir y fracturar a Rusia” para “borrar del mapa global a una entidad geopolítica que se ha tornado demasiado independiente”.
Asamblea de la ONU censura invasión rusa a Ucrania
La guerra en Ucrania ha dominado en gran medida las discusiones en la asamblea anual y muchos países han censurado a Rusia por su invasión del 24 de febrero —además de denunciar sus amenazas nucleares, sus presuntas atrocidades y crímenes de guerra y su decisión de movilizar a sus reservistas mientras tiene lugar la reunión.
“Ninguna movilización parcial, amenaza nuclear u otra escalada nos disuadirá de apoyar a Ucrania”, sostuvo el sábado la ministra del Exterior sueca Ann Linde.
Rusia también tiene amigos en la amplia cámara y uno de ellos, Bielorrusia, hizo el sábado una encendida defensa de su país vecino.
“Fue precisamente Occidente el que volvió inevitable este conflicto” en Ucrania, afirmó el ministro del Exterior bielorruso, Vladimir Makei, que reiteró algunos puntos de vista de Moscú.
Los discursos se produjeron mientras se llevaban a cabo votaciones en referendos en las partes ocupadas por Rusia del este y sur de Ucrania para integrarse a Rusia. Moscú caracteriza los referendos como autodeterminación, pero Kiev y sus aliados de Occidente los consideran farsas orquestadas por el Kremlin con una conclusión inevitable.
Algunos observadores piensan que el resultado esperado podría servir como pretexto para que el presidente ruso Vladimir Putin eventualmente intensifique aún más la guerra.
“Podemos esperar que el presidente Putin considere cualquier esfuerzo ucraniano para liberar a esta tierra como un ataque al llamado ‘territorio ruso’”, advirtió el jueves el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, al Consejo de Seguridad de la ONU.
Lavrov desestimó las quejas señalando que Occidente “hace un berrinche” sobre las personas que eligen dónde creen que pertenecen.
Aunque Ucrania ha expulsado a las fuerzas rusas de algunas áreas en el noreste, el presidente ucraniano Volodímir Zelensky dijo a principios de semana creer que Moscú aprovechará el invierno para preparar una nueva ofensiva, o al menos preparar fortificaciones mientras aumenta su número de reservistas.
La Asamblea General aprobó de manera abrumadora en marzo deplorar la agresión de Rusia contra Ucrania, exigir el retiro inmediato de todas las fuerzas rusas y pidió la protección para millones de civiles.
Al mes siguiente, los miembros acordaron por estrecho margen suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.