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Heridas que duran toda una vida: tratamientos de fisioterapia en Ucrania

Las consecuencias mentales de una herida de guerra dependen del tipo en sí misma. Muchos se enfrentan a cambios dramáticos en sus vidas: acostumbrarse a caminar con muletas, usar extremidades prostéticas o acostumbrarse a estar acompañados a una silla de ruedas.

En el Centro Médico de Kiev taxis y autos llegan con personas en muletas que cautelosamente caminan hacia el hospital, intentando no resbalarse en el asfalto mojado. Muchos tienen una pierna amputada hasta la rodilla o, en ocasiones, aún más arriba. Estos son pacientes con heridas de guerra, aprendiendo a vivir una nueva realidad.

Seguido de la invasión rusa en febrero, el sistema de salud ucraniano se enfrenta a un reto mayor en recuperaciones post-cirugía y rehabilitación de pacientes que han sufrido en una guerra marcada por una lucha brutal e intensa. Fragmentos de carcazas destruyen las extremidades de los pacientes, las heridas que no son tratadas rápidamente se infectan y las extremidades tienen que ser amputadas para salvar la vida de las personas. Según el ministro de salud ucraniano, la necesidad de fisioterapeutas se ha duplicado desde que inició la guerra.

El Sistema de salud de Ucrania no tiene las suficientes herramientas y capacidad para atender estas necesidades tan grandes, en parte por la mera escalación del conflicto y porque, tradicionalmente, no ha sido un área de enfoque para el sistema. En Vínnytsia y Kiev, los equipos de MSF proveen cuidados de salud en rehabilitación para pacientes heridos en guerra, asesando sus malestares y proveyendo tratamiento con aparatos de asistencia y fisioterapia, así como seguimiento en apoyo psicológico o psiquiátrico para apoyar a los pacientes en sobreponerse a las barreras tanto fisiológicas como mentales.

“Vemos docenas de pacientes que han perdido sus extremidades -sus piernas o brazos. A veces, más de una. Nuestro staff de otros países tiene buena experiencia en tratar a personas heridas en guerra. Esto lo hacemos en cercana colaboración con nuestros colegas ucranianos. Así, podemos aprender todos, construyendo capacidades locales para enfrentar el incremento de necesidades en cuidados de salud en rehabilitación”, dijo Tankred Stoebe, Coordinador Médico de MSF.

Ahmad Alrosan, fisioterapeuta de MSF llegó a Ucrania desde Jordán, donde él trabaja en un hospital de MSF que ofrece rehabilitación de trauma a pacientes de Irak, Yemen, Siria y Gaza. Tiene una gran experiencia en tratar pacientes que perdieron sus extremidades por heridas relacionadas con guerras. Entre sus pacientes está Renat, un hombre de 29 años que perdió un ojo y un dedo después de la detonación de una mina y la explosión de una granada de fragmentación en la región de Mariúpol Donetsk. Bajo la supervisión de Ahmad, Renat practica abrir y cerrar el puño para estirar los músculos de su mano.

“Él perdió un ojo, los dedos de sus dos manos están mutilados”, dice Ahmad. “Tiene lesiones por todo su cuerpo; una muñeca rota. Ya ha tenido tres cirugías y le faltan otras dos para remover los fragmentos de restantes de la granada”.

Renat está visiblemente batallando con el dolor mientras es masajeado por Ahmed. Su lesión ya tiene seis meses, pero no había tenido acceso a tratamientos de rehabilitación, razón por la que ahora necesita fisioterapia más rigurosa. Toma tiempo y paciencia. Ahmed coge el puño de Renat y le pide que suelte, contrastando la presión que le aplica.

“Mis dedos no funcionaban, estaban tiesos. Ahora puedo hacer acciones comunes como tú o cualquiera. Puedo agarrar una pluma o tomar una taza”, dice.

En otro punto del hospital, Elise, otra fisioterapeuta de MSF conoce a Vasyl, de 30 años, y cruza el corredor hacia la habitación de fisioterapia. Vasyl está aprendiendo a vivir sin su pierna izquierda, que fue amputada arriba de la rodilla.

“Pisé una mina durante trabajos de limpieza de minas en el poblado de Novyi Bukiv en la región de Chernígov. El pueblo estuvo bajo control ruso durante un mes y muchas minas terrestres fueron plantadas. Teníamos que limpiarlas para que los locales pudieran regresar a sus casas. El detector de metal no reconoció una mina sobre la acera. Era una mina operada por presión. Perdí mi pierna de inmediato. La explosión fue tan fuerte que uno de mis tenis se redujo a solo cenizas”.

Elise masajea la pierna herida del paciente y le ayuda a ejercitar sus músculos. Ella también trabaja sobre su pierna sobreviviente, que está conectada a aparatos fisioterapéuticos. Practicar sus ejercicios frente a un Espejo es muy importante para el paciente, dice Elisa: ver a su pierna sana moverse en el espejo le ayuda a replicar el movimiento con su otra pierna y aliviar el dolor fantasma.

Aprender a sobreponerse a distintas dificultades y trabajar con el esqueleto y músculos es importante, pero pacientes también necesitan de apoyo psicológico, dijo el equipo de psicología de MSF.

Las consecuencias mentales de una herida de guerra dependen del tipo de herida en sí misma. Muchos se enfrentan a cambios dramáticos en sus vidas: acostumbrarse a caminar con muletas, usar extremidades prostéticas o acostumbrarse a estar acompañados a una silla de ruedas tomará tiempo y buenos mecanismos para sobrellevarlo.

Ya que muchos de los pacientes heridos de guerra en Ucrania son jóvenes, vivirán muchos años con las consecuencias de sus pérdidas. Este será un tema a largo plazo para el sistema de salud ucraniano y para las personas que requerirán fisioterapia y cuidados post-cirugía. Dada la brutalidad de esta guerra, fisioterapeutas como Ahmed y Elise se preguntan cuántos más serán heridos y van a requerir cuidados similares en el futuro.

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