Las elecciones intermedias dejaron a Florida más a la derecha políticamente y a su gobernador, Ron DeSantis, que obtuvo la reelección con un contundente 59 por ciento de los votos, más cerca de poder ganar la nominación presidencial republicana en 2024, si es verdad que su sueño es la Casa Blanca.
DeSantis, de 44 años y casi un desconocido cuando en 2018 ganó la gobernación con ayuda del entonces presidente Donald Trump, lideró la victoria del Partido Republicano en un estado que por años fue visto electoralmente como tierra de nadie, pero desde 2016 ha votado mayoritariamente por los conservadores.
Al festejar su victoria, el martes por la noche, el gobernador se refirió a Florida como “la tierra prometida” y sin duda lo es para los republicanos, porque, al contrario que en el conjunto de Estados Unidos, la “ola roja” fue mayor a lo pronosticado.
Florida es diferente
DeSantis, un abogado que perteneció a la Marina y fue fiscal en la prisión para acusados de terrorismo en Guantánamo (Cuba), ganó incluso en condados tradicionalmente demócratas como Miami-Dade y Osceola, este último con una gran comunidad puertorriqueña, que es favorable generalmente a los “azules”.
“Los republicanos están comprometidos a mantener a la Florida como el estado de la libertad y las oportunidades, al mismo tiempo que se enfrentan a la agenda woke (progresista) y antifamiliar de los demócratas”, subrayó este miércoles Julia Frieldland, portavoz del Comité Nacional Republicano (RNC), en una declaración.
El comunicado de RNC expone en detalle todo lo que se hizo por la victoria de DeSantis, Rubio y otros candidatos republicanos y refuerza la idea de que desde el Partido Demócrata no se dio tanta importancia ni recursos a la contienda electoral en Florida, como si la hubieran dado por perdida de antemano.
Según el RNC, el Equipo de la Victoria de Florida, con 85 personas que trabajaron sobre el terreno, tocó casi tres millones de puertas, hizo más de cuatro millones de llamadas telefónicas y comprometió a más de 120 mil voluntarios para ayudar a asegurar la victoria del gobernador DeSantis y del senador Marco Rubio.
Además, el RNC abrió centros comunitarios dirigidos a las comunidades hispana, afroamericana y judía en todo el estado.
El voto latino
En un estado donde los latinos son un 27 por ciento de la población, los medios y los analistas políticos tienden a considerarlos piezas claves en cualquier proceso electoral y en este también fue así.
Las encuestas dijeron durante la campaña que los latinos preferían a DeSantis y a Marco Rubio, que retuvo su puesto en el Senado con una victoria también contundente, que a Charlie Crist y Val Demings, sus respectivos oponentes demócratas, y los resultados de las urnas lo corroboran.
La excongresista demócrata Debbie Mucarsel-Powell dijo a EFE que “Florida es un caso especial”, pues en el conjunto del país la mayoría de los latinos votaron por los demócratas.
Mucarsel-Powell, de origen ecuatoriano, advierte que todavía hay que analizar la votación distrito por distrito y no se puede dar cosas por sentado, pero hay algo claro y es que los votantes demócratas no participaron en estas elecciones en el mismo número que en las anteriores.
A su juicio, a la “incompetencia intercultural” del Partido Demócrata se debe en parte el hecho de que los latinos de Florida les den la espalda a candidatos de esa fuerza política, aunque también cuenta la desinformación y una disponibilidad de recursos inferior a la de los republicanos en esta campaña.
El aparato del partido no entiende que en Florida son muchos los votantes nacidos en otros países —el 41 por ciento de la población de Miami-Dade— y que los latinos ven la política de EE.UU. “a través del cristal de la política de sus países” y se asustan si ven puños en alto o candidatos que se definen como progresistas, agregó.
Los republicanos sí lo entienden bien como demuestra su táctica de poner etiquetas de “comunista”, “socialista” o “radical” a los candidatos demócratas latinos, dice Pérez-Verdía.
En cualquier caso a Florida le esperan cuatro años más de DeSantis y su agenda conservadora o dos, si decide dar el salto a la política nacional y enfrentarse quizás a su antiguo mentor, Donald Trump, quien se espera que el 15 de noviembre desvele si intentará o no regresar a la Casa Blanca en 2024.