China está estudiando la posibilidad de poner en marcha una cuarta ronda de vacunas contra el COVID-19, según personas familiarizadas con el asunto, a medida que aumenta la presión sobre el Gobierno para que se aleje de las estrictas restricciones contra el virus que han convertido al país en una excepción mundial.
Los funcionarios están haciendo planes para el despliegue, aunque todavía hay que tomar una decisión final sobre el calendario y las vacunas candidatas, dijeron las personas, que pidieron no ser identificadas al hablar de asuntos gubernamentales. Las personas mayores, que tienen una de las tasas de vacunación más bajas de China, tendrán prioridad para recibir la cuarta vacuna, dijo una de las personas.
La medida tiene por objeto aumentar los niveles de protección de su población, que en su gran mayoría nunca ha contraído el virus. China parece estar sentando las bases para aceptar una mayor propagación del COVID, y una posible reapertura después de tres años de intentar mantener el virus fuera. Una cuarta vacuna, ya habitual en otros países, ayudaría a esa transición.
Un portavoz de la Comisión Nacional de Salud dijo que no tenía conocimiento de tales planes.
Sin embargo, las autoridades se enfrentan al reto de persuadir a la gente, especialmente a los ancianos, para que acudan a recibir más vacunas. En China, sólo el 69 por ciento de los mayores de 60 años y sólo el 40 por ciento de los mayores de 80 años se han vacunado. En Estados Unidos, más del 70 por ciento de los mayores de 65 años han recibido la primera vacuna de refuerzo, mientras que el 44 por ciento ya ha recibido la segunda.
A principios de esta semana, las máximas autoridades sanitarias afirmaron que intensificarían los esfuerzos para vacunar a los ancianos, con medidas como la promoción de vacunas en los centros de asistencia y el uso de macrodatos para identificar a las personas aptas para las vacunas.
Sin embargo, no llegaron a promulgar los mandatos que han sido eficaces para aumentar las tasas de inoculación en otros países. China ha insistido firmemente en que la inmunización debe ser totalmente voluntaria y que no se deben limitar los movimientos de los no vacunados.
La iniciativa de vacunación surge a medida que crece la ira de la población por el estricto régimen de Cero COVID, tras extenderse a las calles en manifestaciones en las principales ciudades a principios de esta semana. Aunque el Gobierno central ha evitado reconocer las protestas, ha advertido que no se tolerarán “los actos ilegales y delictivos que alteren el orden social”.
Mientras tanto, los medios de comunicación estatales y la retórica oficial sobre el COVID se han suavizado, destacando públicamente las historias de personas que han sobrevivido a la infección y la frase “covid cero dinámico” aparece con menos frecuencia en las reuniones informativas del Gobierno.