Vladimir Putin, presidente de Rusia, hizo una inusual visita a su aliada Bielorrusia este lunes 19 de diciembre, mientras las fuerzas rusas continuaban sus bombardeos sobre Ucrania en medio de un amplio estancamiento en la guerra de casi 10 meses.
Putin visitó Minsk horas después del ataque ruso con drones más reciente contra Ucrania. Moscú atacó la red eléctrica ucraniana desde octubre, parte de una estrategia para privar al país de calefacción y energía durante el invierno.
En su breve viaje podría anunciar más apoyo militar al esfuerzo bélico del Kremlin, luego de que Bielorrusia proporcionara a Rusia una plataforma de lanzamiento para la invasión de Ucrania en febrero pasado.
Putin dijo que él y el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, hablaron de formar “un espacio único de defensa” en la región, pero rechazó las afirmaciones de que Moscú estuviera dispuesto a apoderarse de su vecino.
“Rusia no está interesada en ningún tipo de fusión, no es factible”, señaló Putin.
Putin dijo que apoyaba la propuesta de Lukashenko de entrenar a las tripulaciones de los aviones de guerra bielorrusos que ya han sido modificados para utilizar ojivas especiales, en referencia a las armas nucleares.
Este año, Rusia y Bielorrusia anunciaron un plan para modernizar los aviones bielorrusos y dotarlos de capacidad nuclear. Lukashenko dijo que las tripulaciones bielorrusas se entrenaron con el Kremlin, con el fin de manejar esos aviones modificados para llevar armas nucleares.
Lukashenko agradeció a Putin que proporcionara misiles Iskander de corto alcance y sistemas de defensa antiaérea S-400 a sus fuerzas armadas. También dijo que ambos países acordaron continuar con ejercicios militares conjuntos.
Se cree que Bielorrusia posee arsenales de armas de la era soviética que serían útiles a Moscú. Lukashenko, por su parte, necesita ayuda con la maltrecha economía de su país. Fue un viaje poco habitual a Minsk por parte de Putin, que suele recibir a Lukashenko en Rusia.
Moscú mantiene su ofensiva bélica a pesar de las sanciones de Occidente y del suministro de sistemas de defensa antiaérea occidentales a las fuerzas ucranianas.
Sentado junto a Lukashenko, Putin hizo hincapié en sus estrechos lazos técnico-militares. Dijo que no sólo incluyen el suministro mutuo de equipos, también el trabajo conjunto en industrias militares de alta tecnología.
Algunos analistas dicen que el Kremlin podría buscar algún tipo de apoyo militar bielorruso para sus operaciones en Ucrania. Pero el clima invernal y el agotamiento de los recursos rusos significan que cualquier gran ataque ruso probablemente no se producirá pronto, según el Instituto para el Estudio de la Guerra, un centro de estudios de Washington.
“La capacidad de las fuerzas armadas rusas, incluso reforzadas por elementos de las fuerzas armadas bieolorrusas, para preparar y llevar a cabo operaciones ofensivas mecanizadas en gran escala y eficaces en los próximos meses aún es cuestionable”, señaló en una evaluación publicada el domingo.
Concluyó que “es improbable que Lukashenko comprometerá a las fuerzas armadas bielorrusas (que también tendrían que ser reequipadas) en la invasión de Ucrania”.