Alrededor de 25 mil trabajadores de ambulancias y otros servicios británicos de urgencias se declararon en huelga el miércoles, por segunda vez desde diciembre, en el marco de una serie de conflictos de varios gremios con el gobierno por los bajos salarios.
La acción laboral de paramédicos, conductores y operadores de llamadas de urgencias fue la más reciente de una ola de huelgas en los últimos meses que paralizó la red ferroviaria del país durante varios días y lastró el ya sobrecargado sistema de salud pública de Reino Unido.
Miles de otros trabajadores, entre ellos enfermeros, conductores de trenes y autobuses y empleados postales, se han sumado en los últimos meses a las huelgas —las mayores en décadas en Gran Bretaña— para exigir mejores salarios, al tiempo que la tasa de inflación se dispara a los niveles más altos que ha registrado Reino Unido desde principios de la década de 1980. La tasa de inflación subió al 11.1 por ciento en octubre, antes de bajar ligeramente al 10.7 por ciento en noviembre.
Los salarios, sobre todo en el sector público, no han seguido el ritmo vertiginoso del incremento del costo de la vida.
Las autoridades de salud advirtieron que el impacto de la huelga del miércoles podría ser peor que la de diciembre, porque más personal dejó de laborar, incluidos los que manejan las llamadas de urgencias. Se aconsejó a las personas que sólo llamen en casos de emergencias que pongan en peligro la vida —como un paro cardíaco o un accidente de tráfico grave— y las ambulancias sí responderán a tales situaciones.
Agregaron que no se dará prioridad a los casos menos urgentes, por lo que algunas personas tendrán que llegar a los hospitales por sus propios medios.
Los líderes sindicales aseguran que algunos de los trabajadores de salud pública peor pagados, incluidos los manejadores de llamadas y los conductores, están cerca de caer por debajo del salario mínimo nacional.
“Cuando la gente nos acusa de poner en riesgo a la ciudadanía, yo diría que es este gobierno el que ha puesto en riesgo a la gente al negarse constantemente a hablar con nosotros. No hay ninguna oferta sobre la mesa”, manifestó Christina McAnea, secretaria general del sindicato UNISON, al hablar a los trabajadores en huelga frente a una estación de ambulancias en Sheffield, en el norte de Inglaterra.