El general Pervez Musharraf, quien ascendió al poder en un golpe de Estado sin derramamiento de sangre y después lideró a Pakistán para asistir a regañadientes en la guerra estadounidense en Afganistán contra el Talibán, murió a los 79 años, informó una funcionaria del Gobierno.
Musharraf, exmiembro de las fuerzas especiales, se convirtió en presidente en el último de una serie de golpes militares que remeció Pakistán desde su fundación tras la violenta división de India en 1947.
Gobernó el estado, que tiene armas nucleares, desde su golpe en 1999 y a través de tensiones con India, un escándalo de proliferación nuclear y una insurgencia extremista islámica. Renunció en 2008 cuando enfrentaba una posible impugnación.
‘Rezo para tener más vidas que un gato’
Más tarde Musharraf vivió en un exilio autoimpuesto en Dubái para evitar cargos penales, aunque intentó regresar a la política en 2012, pero no lo logró, aquejado por problemas de salud en sus últimos años. Mantuvo su resignación de soldado tras evitar una muerte violenta que siempre parecía acecharle, con dos intentos de asesinato por parte de milicianos islamistas.
“Me he enfrentado a la muerte y la he desafiado varias veces en el pasado porque el destino siempre me ha sonreído”, escribió una vez Musharraf. “Solo rezo porque tenga más que las legendarias nueve vidas del gato”.
La familia de Musharraf anunció en junio de 2022 que llevaba semanas hospitalizado y sufría amiloidosis, una enfermedad incurable en la que las proteínas se acumulan en los órganos del cuerpo.
“Pasa por una fase difícil en la que la recuperación no es posible y los órganos fallan”, indicó la familia.
Más tarde, el círculo cercano al expresidente reveló que necesitaba acceso al fármaco daratumumab, que se utiliza para tratar el mieloma múltiple. Ese cáncer de médula puede provocar la amiloidosis.
Shazia Siraj, vocera del consulado paquistaní en Dubái, confirmó su muerte y dijo que los diplomáticos prestaban apoyo a la familia.