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¿Qué está pasando en Centroamérica? Estas son las turbulencias políticas que la sacuden

Nicaragua, Panamá y El Salvador presentan situaciones políticas tensas; estos son los detalles.

Guatemala vive su elección presidencial más problemática en la historia reciente del país. (AP).

América Central experimenta una ola de agitación que es notable incluso para una región cuya historia está repleta de turbulencia. El ejemplo más reciente es la conmoción política en Guatemala, donde se llevará a cabo una segunda vuelta electoral en agosto.

A continuación presentamos un vistazo a diversos acontecimientos que están sacudiendo a los países centroamericanos.

Guatemala

Guatemala vive su elección presidencial más problemática en la historia reciente del país. La primera vuelta electoral en junio concluyó con un giro sorpresivo luego de que el poco conocido candidato progresista Bernardo Arévalo, del partido Movimiento Semilla, se ubicara entre los punteros.

Con vistas a la segunda ronda electoral de agosto frente a la candidata conservadora Sandra Torres, que obtuvo la cifra más alta de votos, hasta ahora Arévalo ha logrado sobrevivir a ataques judiciales y a los intentos de la clase política de Guatemala de conseguir la descalificación de Semilla. El gobierno ya había emprendido otras acciones para controlar los comicios, incluido el haber prohibido la participación de varios candidatos antes de la primera vuelta.


Aunque la situación no carece totalmente de precedentes en un país conocido por sus elevados niveles de corrupción, funcionarios estadounidenses consideran que estas tensiones electorales son una amenaza a la democracia guatemalteca.

El Salvador

El Salvador ha tenido una transformación radical en los últimos años tras la llegada del presidente Nayib Bukele. Hace un año, Bukele declaró una guerra sin cuartel a las pandillas Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS-13). Suspendió los derechos constitucionales y envió a prisión a una de cada 100 personas en el país, lo que le ha acarreado acusaciones de vulnerar los derechos humanos a gran escala.

La fuerte disminución en la violencia tras las medidas del mandatario, combinada con una elaborada maquinaria de propaganda, ha suscitado un fervor pro Bukele en toda la región, donde otros gobiernos intentan imitarlo. El mandatario también impulsó el bitcoin como moneda de curso legal en su país.

Bukele ha anunciado que se postulará a la reelección en febrero a pesar de que la Constitución salvadoreña lo prohíbe. Además, ha adoptado medidas que, según observadores, están desmantelando gradualmente la democracia de la nación.


Nicaragua

El presidente Daniel Ortega ha reprimido sin descanso a la disidencia. Durante años, organizaciones activistas regionales y el gobierno estadounidense han sonado las alarmas de que la democracia se ha venido erosionando bajo Ortega, que encabeza el Frente Sandinista de Liberación Nacional. La situación alcanzó un punto crítico en 2018, cuando el gobierno comenzó a reprimir las protestas de manera violenta.

En fecha más reciente, Ortega envió al exilio a centenares de figuras opositoras, a las que despojó de su nacionalidad, les confiscó sus bienes y declaró que eran traidores a la patria. Nicaragua ha expulsado a organizaciones de ayuda humanitaria, entre ellas la Cruz Roja, y acciones represivas aplicadas durante años contra la Iglesia católica obligaron al Vaticano a cerrar su nunciatura. Las crecientes medidas asfixiantes han provocado que muchos nicaragüenses huyan del país y busquen asilo en la vecina Costa Rica o en Estados Unidos.

Honduras

Xiomara Castro se convirtió el año pasado en la primera presidenta de Honduras tras su victoria fincada en un mensaje de combate a la corrupción, la desigualdad y la pobreza. La esposa del expresidente Manuel Zelaya, depuesto en un golpe militar, obtuvo un triunfo abrumador.

Sin embargo, su popularidad ha disminuido debido al incumplimiento de muchas de sus promesas de cambio. Al mismo tiempo, el gobierno ha intentado emular a El Salvador en lo que respecta al combate a las pandillas, respondiendo con una reacción severa a la terrible matanza en una cárcel para mujeres en junio.

Costa Rica

Alguna vez conocida como la tierra de la “pura vida” y la moderación política en comparación con el resto de la región, Costa Rica registra un aumento de asesinatos que podría afectar la reputación del país de ser un lugar seguro. Los homicidios han aumentado a medida que la nación se ha convertido en una base para los narcotraficantes. El presidente Rodrigo Chávez, que asumió el cargo el año pasado, se ha comprometido a aumentar la presencia policial en las calles y a endurecer la ley para enfrentar el alza de la delincuencia.

Al mismo tiempo, una oleada de migrantes provenientes de Nicaragua ha abrumado al país, conocido como uno de los grandes refugios en el mundo para personas que huyen de persecuciones. Desde entonces, el gobierno ha endurecido sus leyes de asilo.

Panamá

Panamá se encamina a efectuar elecciones presidenciales en mayo, y la creciente frustración ante las dificultades económicas, la corrupción y la inseguridad podría ser un precursor para un cambio, el cual podría tener repercusiones globales debido al estatus de Panamá como centro financiero.

La nación también se ha convertido en epicentro de un constante flujo migratorio a través de la peligrosa selva del Darién, la cual se extiende por el sur de Panamá y el norte de Colombia.

Belice

Con frecuencia, Belice es visto como un lugar de relativa calma en una región que es todo menos apacible. El país, una excolonia de Gran Bretaña que se llamaba Honduras Británica, aún sigue muy atado a Gran Bretaña. Pero el primer ministro Johnny Briceño ha tratado de distanciar a su nación de la monarquía.

Belice también es una de las pocas naciones en el continente americano que mantiene vínculos formales con Taiwán en medio de los amplios intentos de China para quitarle apoyo a la isla a través de la canalización de dinero a América Central.

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