El Papa Francisco visitó el sábado 5 de agosto la localidad portuguesa de Fátima para rezar por la paz, en un santuario conocido por sus profecías apocalípticas sobre el infierno, la paz y el comunismo soviético, que han ganado una nueva relevancia con la guerra de Rusia en Ucrania.
El pontífice argentino pasó la mañana en Fátima, rezando junto a enfermos y reclusos, además de con los peregrinos que comenzaron a llenar la explanada central del recinto mucho antes de amanecer. Mientras Francisco rezaba ante una estatua de la virgen, los incendios forestales cercanos teñían el cielo de humo negro y arrojaban ceniza sobre la multitud.
La prensa del Vaticano había dicho que, durante su estancia en Fátima, el papa rezaría por la paz en Ucrania y en el mundo. Pero por tercera vez en este viaje, Francisco ignoró el discurso que tenía preparado y no recitó la oración preparada para la ocasión. En su lugar, ofreció una reflexión sobre el abrazo acogedor de la Virgen María, a quien está dedicado el santuario.
Al explicar el cambio, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, dijo que Francisco “siempre se dirige en primer lugar a las personas con las que se encuentra, como un pastor, y habla en consecuencia”. El Papa, de 86 años, suele desviarse de los discursos preparados, más aún cuando habla en su idioma, el español. Bruni negó que los cambios se debieran a algún motivo grave, como su vista.
El obispo de Fátima, José Ornelas, hizo un llamado explícito a la paz en Ucrania durante su intervención: “Nos sumamos a la oración de Su Santidad por la paz, con la que este santuario se identifica profundamente, pensando especialmente en la guerra en Ucrania y en tantos otros conflictos en el mundo”.
¿Cuál es la historia de la Virgen de Fátima?
La historia de Fátima se remonta a 1917, cuando, según la tradición, los hermanos portugueses Francisco y Jacinta Marto y su prima Lucía dijeron que la Virgen María se les apareció seis veces y les confió tres secretos. Los dos primeros describían una imagen apocalíptica del infierno, predecían el final de la Primera Guerra Mundial (IGM) y el inicio de la Segunda, y presagiaban el ascenso y caída del comunismo soviético. Los niños tenían entre 7 y 10 años.
En la época de las apariciones, Europa seguía inmersa en la IGM y la Iglesia católica portuguesa estaba en crisis desde la conversión del país en república en 1910. El gobierno republicano aprobó una serie de leyes anticlericales, incluyendo la prohibición de la enseñanza religiosa en las escuelas. En ese contexto, en el que curas y obispos se exiliaban, las visiones ayudaron a revitalizar una institución perseguida.
En 2000, El Vaticano reveló el esperado tercer secreto, que describió como una predicción del atentado contra el Papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, que coincidió con el aniversario de la visión original.
Según escritos posteriores de Lucía, que se hizo monja y falleció en 2005, Rusia se convertiría y reinaría la paz si el papa y todos los obispos del mundo consagraban Rusia al “Inmaculado Corazón de María”. Lucía afirmó más tarde que Juan Pablo había cumplido la profecía durante una misa en 1984, aunque el pontífice nunca mencionó a Rusia en la oración.
El año pasado, en una oración por la paz tras la invasión rusa de Ucrania, Francisco corrigió la omisión de 1984 y consagró tanto Rusia como Ucrania a María.
Francisco ha hecho repetidos llamados a poner fin a la guerra rusa, expresando frecuentemente su solidaridad con el “martirizado” pueblo ucraniano, al tiempo que se abstiene de criticar a Rusia por su nombre. Recientemente, mandó a un enviado a Kiev, Moscú y Washington en una misión para tratar de facilitar el regreso de los niños ucranianos llevados a Rusia