La carrera para conseguir la nominación republicana a la presidencia estadounidense alcanza este miércoles un nuevo hito del calendario electoral, el segundo debate de los aspirantes, sin el candidato mejor posicionado, Donald Trump, y ante el aparente desinterés de la audiencia.
El escenario elegido se traslada esta vez de Milwaukee (Wisconsin) a Simi Valley (California), pero como en la anterior ocasión, el 23 de agosto, las miradas vuelven a concentrarse precisamente en su gran ausente, el expresidente conservador.
Trump se salta voluntariamente ese encuentro televisado para acudir a Detroit y dar su apoyo público a los huelguistas del sector automotriz, que desde el 15 de septiembre protestan en distintas fábricas de Ford, General Motors (GM) y Stellantis en reivindicación de mejores condiciones laborales.
Su presencia sigue la estela del actual presidente, Joe Biden, que este martes se une a los piquetes y ofrece para la posteridad una imagen histórica, la que posiciona a un líder estadounidense en primera fila de una comitiva huelguista.
“Trump no se presenta a los debates porque simplemente no lo necesita. Uno se expone a las críticas cuando debate y no le beneficiaría. Es tan superior en las encuestas que no le hace falta”, explica Richard Groper, profesor en el Departamento de Ciencias Políticas de la California State University.
A la misma hora en la que el expresidente se dirija a los integrantes del United Auto Workers (UAW) se verán de nuevo las caras los siete aspirantes que han superado los requisitos del Comité Nacional Republicano.
Entre ellas, alcanzar una intención de voto de al menos un 3 por ciento en dos encuestas a nivel nacional o alternativamente un 3 por ciento en un sondeo nacional más un 3 por ciento en dos encuestas en dos de los estados que primero celebran primarias (Iowa, Nuevo Hampshire, Carolina del Sur y Nevada).
Han pasado esa criba Mike Pence, exvicepresidente de EU; Ron DeSantis, gobernador de Florida; el empresario Vivek Ramaswamy; Nikki Haley, exembajadora ante la ONU y exgobernadora de Carolina del Sur; Chris Christie, exgobernador de Nueva Jersey; Tim Scott, senador de Carolina del Sur; y Doug Burgum, gobernador de Dakota del Norte.
No la superó Asa Hutchinson, exgobernador de Arkansas, que en agosto sí participó en la primera cita.
Al resto le queda como reto desmarcarse de Trump, que en cambio sí está anunciado en la convención republicana de California del 29 de septiembre al 1 de octubre.
“Aunque varios de ellos han sido mencionados como posibles candidatos a vicepresidentes, deberían dejar claro que no están interesados y que solo quieren estar en la cima presidencial republicana”, recalca el experto en Ciencias Políticas de la Universidad de Míchigan Aaron Kall.
Que se les relegue a un eventual segundo puesto no es casual. Según la media de encuestas elaborada por la web FiveThirtyEight, Trump no tiene rivales en la bancada republicana: acumula el 55.1 por ciento de las intenciones de voto en las primarias conservadoras, muy por delante de los dos siguientes, DeSantis (13.3 por ciento) y Ramaswamy (5.9 por ciento).
“Cabe preguntarse si esto es un debate nacional o no, porque nadie está prestándole atención. Trump acapara todo las 24 horas durante los 7 días de la semana”, añade Thomas Whalen, experto en Política y profesor asociado en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Boston.
El portavoz del Partido Republicano Jaime Florez quita importancia a ese protagonismo.
“Estamos ante la posibilidad de que los candidatos presenten políticas, ideas y proyectos ante los problemas del país independientemente de quién sea el que asuma el liderazgo finalmente”, explica.
Los presentes deberán aprovechar el foco para desmarcarse y que esa atención en las redes y otros medios impulse tanto su posicionamiento electoral como las donaciones recibidas en las semanas posteriores.
En las elecciones de 2020, California se decantó por Biden con el 63.48 por ciento de los votos. Ahora su partido, como en Milwaukee, se sirve de este nuevo debate para contraprogramar el encuentro con actos electorales propios en la ciudad.
Una encuesta difundida este lunes por la cadena ABC y el diario The Washington Post daba una ventaja a Trump de 9 puntos porcentuales por delante de Biden en su eventual cara a cara en 2024, con el 51 por ciento de los votos.
Para Florez, los demócratas están “tratando de tapar el Sol con un dedo. Creen que pueden seguir engañando a la gente con mentiras e imprecisiones, pero en las encuestas vemos a Trump ya con una ventaja significativa porque la gente está muy molesta con el actual gobierno debido a la economía y la inseguridad fronteriza”.
Desde el bando demócrata se les reprocha en cambio hipocresía. El presidente de la formación demócrata, Jaime Harrison, criticó esta semana que los conservadores presuman de estar del lado de los trabajadores pero “abandonen a los sindicalistas”, o que hablen de responsabilidad fiscal pero “incrementen el déficit para conceder a sus donantes grandes recortes de impuestos”.