Tras los ataques en Franja de Gaza, los rescatistas tratan de sacar cuerpos sin vida de entre el concreto y el metal retorcido que quedan donde antes había bloques residenciales; sin embargo, la cifra de muertos sigue subiendo. El Ministerio gazatí de Salud ha reportado que el bombardeo israelí —iniciado el pasado 7 de octubre— ha matado a más de 2 mil 700 palestinos.
Pero han muerto muchos más palestinos de los que recogen las cifras oficiales, y se cree que mil 200 personas, entre ellos unos 500 menores, siguen atrapados bajo los escombros esperando el rescate, de acuerdo con las autoridades de salud, que basaron sus estimaciones en las llamadas de auxilio recibidas.
Israel impuso un asedio total a Gaza después del ataque de Hamas y cortó el acceso de la franja a agua, combustible y energía. Las autoridades de salud han advertido que sin ayuda humanitaria, los hospitales y los servicios de emergencias colapsarán pronto. Los hospitales que operan con generadores de emergencia dicen que les queda combustible para un día o dos como mucho.
“La destrucción es tan intensa (que) hay cientos de muertos bajo los escombros mientras hablamos”, dijo Mahmoud Basal, vocero de la Defensa Civil Palestina, que presta servicios de emergencias, mientras se le quebraba la voz y trataba de contener las lágrimas. “¿Dónde están los países árabes? ¿Dónde está el resto del mundo? Se lo suplicamos, sálvennos de esta locura”.
Al amanecer del lunes, los aviones israelíes golpearon la sede de la Defensa Civil en Ciudad de Gaza, donde mataron a siete paramédicos que se preparaban para una misión de rescate, según el Ministerio del Interior. En videos muy difundidos tras el impacto se veía a médicos conmocionados y agotados, acurrucados en la parte trasera de su ambulancia ensangrentada con las manos en la cabeza.
“Atacaron un centro de ambulancias”, se lamentaba uno, con la voz crispada. “No hay armas. No hay milicianos. No hay nada, nada más que civiles”.
El ejército israelí no hizo comentarios sobre el ataque en un primer momento, pero en el pasado ha acusado a milicianos de Hamás de emplear hospitales y servicios de rescate como cobertura.
Desde que comenzó esta guerra, otros 16 médicos han muerto en su puesto, según la oficina de prensa del gobierno de Gaza.
“Estoy aterrado todo el tiempo, por supuesto que lo estoy. Soy humano”, dijo Abu Aish desde el hospital de Al Awda, en el norte de Gaza, donde los médicos rechazaron esta semana la orden del ejército israelí de evacuar. “Veo las peores cosas que uno podría imaginar”.
Ante los ataques y el corte de suministro electricidad en Gaza, un médico señaló que el mayor peligro ahora son epidemias y muertes por hambre y sed.
“Las epidemias van a empezar a aparecer. Las deshidrataciones van a empezar a aparecer. La lucha por la comida va a empezar a aparecer y, de hecho, ya ha aparecido”, advirtió hoy en diálogo con EFE el anestesista español Raúl Incertis, que se encuentra refugiado desde hace días en un complejo de Naciones Unidas en Gaza y dice estar “totalmente roto”.
Raúl no se anima a decir dónde está. Dice sentirse seguro, aunque revela que no tiene más alternativa que confiar en que los pilotos de la Fuerza Aérea israelí sepan que el edificio pertenece a la ONU.
Desde hace 12 días vive la mayor pesadilla de su vida y, a falta de novedades sobre una anticipada evacuación hacia Egipto, no sabe cuándo terminará.
”Tengo una sensación como de una fractura interna. Yo tenía cierta esperanza en algo llamado humanidad, pero me sorprende que esto esté pasando a los ojos de la comunidad internacional”, expresó sobre el asedio impuesto desde hace 10 días por Israel sobre Gaza.
-Con información de AP y EFE.