Aviones de combate israelíes bombardearon la Franja de Gaza de forma incesante en la madrugada del sábado, incluyendo algunas de las cada vez más escasas zonas del sur del sitiado enclave donde se ha instado a la población civil palestina a refugiarse.
En la víspera, Estados Unidos vetó una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que exigía un alto el fuego humanitario inmediato en Gaza, y que contaba con gran apoyo. Fue el único país que votó en contra.
A los residentes de Gaza “se les está diciendo que se muevan como pelotas humanas, rebotando entre franjas cada vez más pequeñas en el sur, sin ninguno de los elementos básicos para la supervivencia”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, antes de la votación.
Guterres dijo al Consejo que Gaza está en “un punto de ruptura”, con el sistema de ayuda humanitaria al borde del colapso total, y expresó el temor de que “las consecuencias puedan ser devastadoras para la seguridad de toda la región”.
Las fronteras de Gaza con Israel y Egipto están blindadas, dejando a 2.3 millones de palestinos y palestinas sin más opción que buscar refugio dentro del territorio de 40 kilómetros de largo y 11 kilómetros de ancho.
El número total de muertos en el enclave desde el inicio de la guerra supera las 17 mil 400 personas asesinadas, que en su mayoría son mujeres y niños, según el Ministerio de Salud gazatí, que está controlado por Hamás y no diferencia entre víctimas civiles y combatientes.
Dos hospitales en el centro y sur de la Franja de Gaza recibieron los cuerpos de 133 personas tras los ataques israelíes en las últimas 24 horas, informó el Ministerio de Salud el sábado a mediodía.
Israel responsabiliza a Hamás por las víctimas civiles y acusa a los insurgentes de utilizarlos como escudos humanos. Además, considera que ha realizado esfuerzos considerables, con sus órdenes de evacuación, para alejar a la población civil de la guerra.
Informó que 93 soldados israelíes han muerto en la ofensiva terrestre tras el mortífero ataque de Hamás en Israel del 7 de octubre, en el que murieron unas mil 200 personas, en su mayoría civiles, y unos 240 fueron tomados como rehenes. Varios ya fueron liberados durante los días de tregua.
Hamás afirmó el sábado que seguía disparando cohetes contra Israel.
En Gaza, los residentes informaron de ataques aéreos y bombardeos, incluso en la ciudad de Rafah, cerca de la frontera egipcia; el ejército israelí había ordenado a los civiles dirigirse allí para estar seguros y lejos de los combates. En una colorida aula de la ciudad, las mesas de los niños llegaban a la altura de las rodillas y estaban sembradas de escombros.
En el norte de Gaza, Israel ha intentado asegurar el control militar a pesar de la fuerte resistencia de Hamás. Se cree que decenas de miles de residentes siguen sin poder salir de allí a pesar de las órdenes de evacuación, seis semanas después de la llegada de tropas y tanques.
El ejército israelí declaró el sábado que sus fuerzas combatieron y mataron a combatientes de Hamás y encontraron armas en el interior de una escuela de Shijaia, un barrio densamente poblado de la ciudad de Gaza. En otro incidente, los militantes dispararon contra las tropas desde una escuela gestionada por la ONU en la ciudad septentrional de Beit Hanoun.
Más de 2 mil 200 palestinos han muerto desde el 1 de diciembre, fecha en que se interrumpió una tregua de una semana, de los cuales dos tercios eran mujeres y niños, según el Ministerio de Sanidad de Gaza.
La tregua supuso la liberación de rehenes y prisioneros palestinos, pero se cree que más de 130 rehenes permanecen en Gaza.
El sábado, un kibutz que fue atacado el 7 de octubre declaró que Sahar Baruch, rehén de 25 años, había muerto en cautiverio. Sus captores dijeron que Baruch había muerto durante una misión de rescate fallida de las fuerzas israelíes el viernes. El ejército israelí solo confirmó que dos soldados resultaron gravemente heridos en el intento de rescate y que no se liberó a ningún rehén.
La crisis humanitaria en Gaza: Hay una grave escasez de alimentos
Sin un nuevo cese del fuego a la vista y con un goteo de ayuda humanitaria que solo llega a unas pocas zonas de Gaza, los residentes denunciaron una grave escasez de alimentos. Nueve de cada 10 habitantes del norte de Gaza declararon haber pasado al menos un día entero y una noche sin comer, según una evaluación del Programa Mundial de Alimentos realizada durante la tregua. Dos de cada tres personas en el sur dijeron lo mismo. El PMA calificó la situación de “alarmante”.
“Tengo mucha hambre”, dijo Mustafa al-Najjar, que se cobijaba en una escuela de la ONU en el arrasado campo de refugiados de Jabaliya, en el norte del enclave. “Vivimos a base de comida enlatada y galletas, y eso no es suficiente”.
Aunque los adultos pueden soportar el hambre, “es extremadamente difícil y doloroso cuando ves a tu hijo o hija pequeños llorar porque tienen hambre y no puedes hacer nada”, añadió.
El sábado, 100 camiones con ayuda no especificada entraron en Gaza a través del paso fronterizo de Rafah con Egipto, dijo Wael Abu Omar, portavoz de la Autoridad Palestina de Cruces. Esa cantidad sigue estando muy por debajo de la media diaria anterior a la guerra.