Los consumidores argentinos se están quedando sin opciones para protegerse de los desenfrenados aumentos de precios, al tiempo que las medidas de austeridad del presidente Javier Milei hunden al país en una recesión aún más profunda.
El gasto en las pequeñas y medianas empresas —el mayor sector de empleo de Argentina— se desplomó un 25.5 por ciento en febrero con respecto al año anterior, el tercer mes consecutivo de pérdidas de dos dígitos, según datos publicados el domingo por la noche por la cámara empresarial argentina CAME.
Los compradores del país sudamericano han soportado subidas de precios de tres dígitos durante todo un año. Pero ahora se quedan en casa porque los salarios reales, o ingresos ajustados a la inflación, han caído un 23 por ciento en los últimos tres meses, según estimaciones del bróker Portfolio Personal Inversiones, con sede en Buenos Aires.
Los mercados consideran necesaria la terapia de choque económico de Milei para solucionar los problemas de raíz del país. Pero también ha contribuido a elevar la inflación anual por encima del 250 por ciento, desatando presiones sobre los precios que fueron contenidas artificialmente por el gobierno anterior.
Pero el coste de las drásticas medidas de Javier Milei es evidente en toda la economía real. Los empresarios prevén despedir a más trabajadores de los que contraten en los próximos meses, invirtiendo una tendencia posterior a la pandemia, según las encuestas del Gobierno. La empresa de contratación Manpower Group clasificó a Argentina como el peor de 41 países en su último informe trimestral sobre expectativas de empleo.
Con las previsiones de recesión acumulándose desde Wall Street hasta Buenos Aires, el retroceso del consumo plantea interrogantes a los inversionista sobre cómo Milei eventualmente hará la transición de medidas de emergencia a una estrategia de recuperación sostenible. El Fondo Monetario Internacional considera que la economía de Argentina se contraerá un 2.8 por ciento y un 1.1 en 2023.