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Ramadán en la Franja de Gaza: El ayuno durante la hambruna y la guerra

El Ramadán, un mes en que los musulmanes hacen ayuno, llega a Gaza que se encuentra en medio de la guerra y ante el bloqueo israelí que impide el paso de alimentos y medicinas.

El Ramadán en la Franja de Gaza este año será cualquier cosa menos “normal”.

La desnutrición y las enfermedades se están cobrando decenas de vidas. El Ministerio de Salud de Gaza dijo el 6 de marzo de 2024 que al menos 20 personas habían muerto de desnutrición. Muchos otros, dijo, estaban “muriendo en silencio”, sin poder llegar a las instalaciones médicas.

Según las organizaciones humanitarias, la proporción de personas en Gaza privadas de alimentos supera a la de cualquier otro lugar del mundo.

¿Qué significado puede tener el ayuno del mes sagrado para aquellos que no tienen nada que comer?

¿Qué es el Ramadán y qué dice el Corán sobre el ayuno?

El ayuno en el Islam requiere que los creyentes se abstengan de ciertos actos que son necesarios para mantener la vida, principalmente comer, beber y tener relaciones sexuales, desde el amanecer hasta el anochecer. Pero no se trata solo de comida. También requiere que las personas se abstengan de mentir o criticar a los demás a sus espaldas.

Los musulmanes acceden a “lo sagrado” principalmente a través del Corán, que se recita colectivamente de principio a fin en vigilias nocturnas comunitarias durante el Ramadán.


Como erudito del Islam y como musulmán practicante, a menudo pienso en cómo las escrituras islámicas describen el propósito de este mes sagrado. “El ayuno os está prescrito”, dice el Corán, “para que aprendáis a dominaros a vosotros mismos”. La revelación del Corán a Mahoma comenzó en Ramadán, y los musulmanes aprovechan esta época del año para renovar su conexión con las palabras de Dios.

El ayuno en Ramadán se prescribía en el año 624 E.C., el segundo año del Islam. Esto fue poco después de la emigración del profeta Mahoma de La Meca a Medina, en la actual Arabia Saudita, para escapar de la persecución. Este episodio, conocido como la Hégira, llegó a marcar el primer año del calendario islámico.

Si bien los musulmanes pueden ayunar voluntariamente durante todo el año, es obligatorio en el mes de Ramadán. Las personas enfermas o embarazadas, así como los viajeros, deben recuperar los días perdidos. Los enfermos crónicos o los ancianos deben hacer las paces alimentando a los demás.

Se cree que el ayuno en Ramadán rejuvenece la fuerza espiritual. El profeta Mahoma dijo que el mero ritual de ayunar sin transformación interior no da como resultado nada más que hambre.

“La bondad no consiste en que vuelvas tu rostro hacia Oriente u Occidente”, advierte el Corán, en referencia a la orientación que se requiere en la oración ritual. Más bien, la bondad consiste en cuidar al prójimo y al extraño. Estos son principios que todas las religiones tienen en común.

Ramadán: La caridad y el cuidado a los demás

En la cultura musulmana, el Ramadán se vive principalmente como un mes de oración, práctica ascética, vida familiar y generosidad. Unos pocos elegidos participan en una práctica conocida como “i’tikaf”, un retiro voluntario en reclusión parcial en la mezquita, generalmente durante los últimos días y noches.

Un punto culminante del Ramadán es el aumento de los actos de caridad y la alimentación de los demás. Muchas mezquitas ofrecen comidas, lo que se cree que es un acto de virtud particular al atardecer para facilitar la ruptura del ayuno, en esta época del año. Los musulmanes a menudo pagan su limosna anual obligatoria conocida como zakat durante el Ramadán para cosechar las recompensas especiales de este mes.

Las organizaciones educativas y humanitarias islámicas aumentan sus llamamientos a las donaciones cada año en Ramadán, y el ritmo de vida en las comunidades musulmanas se transforma con las comidas familiares antes del amanecer, las mañanas perezosas, las tardes de trabajo y las fiestas comunitarias.

Ramadán en la Franja de Gaza, bajo ataque israelí

El significado del Ramadán en una zona de guerra es conmovedor para los musulmanes que sufren directamente. La guerra no está prescrita ni prohibida durante el Ramadán. Mahoma instó a sus tropas a romper el ayuno al entrar en batalla para preservar sus fuerzas. La batalla de Badr, el primero de muchos enfrentamientos militares bajo el mando de Mahoma, que se convirtió en un punto de inflexión en la historia islámica temprana, tuvo lugar en Ramadán.

Para aquellos que presencian ese sufrimiento en las pantallas desde la comodidad de sus hogares, la cuestión de la responsabilidad moral sigue en pie. Los musulmanes que buscan cumplir con el mandato de Dios deben “gastar de lo que Dios les ha provisto” en causas benéficas dignas en Ramadán. Muchos de ellos se preguntarán qué más se podría hacer para alimentar a los más hambrientos del mundo, que ahora están en Gaza.

Las religiones nos ayudan a aceptar nuestra mortalidad. Nos ayudan a dar sentido a la vida más allá de esta vida. En tiempos de guerra y hambruna, cuando la muerte está cerca, el Ramadán puede recordarnos que Dios está más cerca: “más cerca que la vena yugular”.

Para innumerables víctimas inocentes de todas las edades y todos los géneros que están exhalando su último aliento, en las circunstancias más extremas y en la más profunda de las angustias, este pensamiento puede ser una fuente de consuelo, si no de alegría.

*Escrito por Mahan Mirza, director ejecutivo en el Instituto Ansari para el Compromiso Global con la Religión y profesor docente de Islam y Asuntos Globales de la Universidad de Notre Dame.

*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

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