En la guerra que continúa en Gaza desde el 7 de octubre, Israel afirma que entre las 32 mil 800 personas palestinas asesinadas, unos 13 mil eran presuntos milicianos de Hamás. Pero según confirma un oficial militar a EFE que estuvo desplegado en la Franja, la línea entre “un saboteador” y un civil es tan “vaga” que parte de esos combatientes podrían ser simples civiles.
“Dado que la diferencia entre un saboteador y un civil es vaga, no se puede saber quién está ahí para colocar un explosivo y quién para realizar cualquier acción mundana”, explicó a EFE una fuente militar bajo anonimato.
Siguiendo esa misma lógica, si un palestino se acerca a una zona supuestamente evacuada y establecida por el Ejército israelí como un “área militar”, donde según esta fuente debería saber que no tiene permitido aproximarse, se le considerará probablemente un combatiente “no porque lleve un arma, sino por dónde está”.
“La diferencia entre un combatiente y un no combatiente es lo que tiene en sus manos, y a veces también, es dónde está”, detalló a EFE este militar, que participó en el desarrollo de parte de la ofensiva en Jan Yunis, al sur de Gaza.
“La pregunta es ¿preferirías que un ‘civil’ te hiciera estallar por los aires y perder hasta 20 personas, o correr el riesgo con una probabilidad del 0.1 por ciento de que sea alguien tan tonto como para ignorar a 500 soldados a cien metros de distancia?”, explica.
“Zonas de matar”, según Haaretz
Esta misma libertad para atacar a personas civiles, que luego Israel contará como parte de los “terroristas” de Hamás, ha sido también documentada en detalle por el diario liberal israelí Haaretz, que apodó ayer estas áreas militares (sin demarcaciones claras) “zonas de matar” en una investigación exhaustiva.
Según el diario israelí, cuando las tropas hacen de casas o edificios abandonados su base, esto convierte el área adyacente en una zona peligrosa para cualquiera que se acerque o la atreviese, incluso si en principio su presencia no constituye una amenaza.
La fuente militar entrevistada durante días por EFE explica una de estos incidentes letales: un gazatí “montado en bicicleta” que cruzó de un área controlada por una brigada a otra bajo dominio de un regimiento diferente. Además, siempre según su testimonio, entró en la casa de un “asociado de Hamás” y en unos invernaderos que ocultaban la “entrada a un túnel logístico”, de acuerdo a un informe del servicio de inteligencia.
Por esos movimientos considerados sospechosos, el ciclista fue abatido por un misil.
“Estaba a sólo 200 metros o menos de la ubicación de las tropas y sabía muy bien que no debía estar allí, especialmente no tan cerca de un área de operaciones. Fue alcanzado por un misil no porque llevara un arma, sino por estar donde no debía”, detalla.
Este acuerdo tácito de actuación, según reservistas y comandantes entrevistados por Haaretz, podría explicar el asesinato “por error” el pasado 15 de diciembre de tres rehenes israelíes en Shujaiya, un barrio en las afueras de Gaza, que fueron disparados a bocajarro por las tropas a pesar de ondear banderas blancas con los brazos en alto, ir sin camiseta y gritar “ayuda” en hebreo.
O los asesinatos de dos palestinos desarmados, documentada en vídeo por Al Jazeera el pasado 28 de marzo, cuyos cuerpos fueron después arrastrados y enterrados por una excavadora por si “llevaban explosivos”, según el Ejército.
Los hombres se acercaron a su “área de operaciones” en el centro de Gaza “de manera sospechosa” y no respondieron a un disparo de advertencia, señaló un portavoz castrense al canal norteamericano CNN, justificando el ataque mortal.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) “están en medio de una guerra contra la organización terrorista Hamás y están actuando para frustrar las amenazas” contra sus fuerzas, respondió el Ejército a Haaretz; negó la existencia de “zonas de matar” en la Franja, y argumentó que la muestra de ello es el alto número de supuestos combatientes de Hamás detenidos.
Hamás denunció ayer que estas “zonas de matar” constituyen un crimen de guerra y pidió una investigación independiente a la ONU por violar “las leyes de la guerra” y derecho internacional humanitario, que prohíbe ataques indiscriminados o fuego contra civiles, entre ellos personal médico o periodistas, y espacios como escuelas y hospitales.
“No tengo ninguna razón para no informar de que lo encontré (a un gazatí sospechoso)”, explica la fuente militar a EFE. “Después de todo yo estoy con mi gente, mi tarea no es proteger a los civiles de los enemigos. Hamás es el organismo gobernante de Gaza, ellos son responsables de evacuar a los civiles y mantener la distancia de donde libran la guerra de guerrillas”.