Los cohetes cruzaban el cielo de Gaza la mañana del 7 de octubre, cuando Amal al-Taweel se puso de parto y acudió a toda prisa al hospital del cercano campo de refugiados de Nuseirat.
Tras un nacimiento difícil, ella y su esposo, Mustafa, pudieron por fin sostener en brazos a su hijo Ali, después de tres años intentando tenerlo.
Rola Saqer rompió aguas ese día cuando se cobijaba de los ataques israelíes en Beit Lahia, una población gazatí cerca de donde los milicianos de Hamás habían sobrepasado la frontera horas antes en el ataque que desencadenó la guerra.
Ella y su esposo, Mohammed Zaqout, llevaban cinco años tratando de tener hijos, y ni siquiera las terroríficas explosiones a su alrededor iban a impedirles ir al hospital para que naciera su bebé esa noche. Saqer dio a luz a Masa, que significa diamante en árabe.
Israel declaró la guerra a Hamás cuando los bebés estaban recién nacidos
Las familias salieron de los hospitales para encontrar un mundo cambiado. En el segundo día de vida de los bebés, Israel declaró la guerra a Hamás y sus cazas sobrevolaron los vecindarios donde se suponía que iban a crecer Ali y Masa.
En los seis meses desde que nacieron, las parejas han experimentado las dificultades de la paternidad inicial en medio de un conflicto brutal.
Los ataques aéreos destruyeron sus casas y no han tenido un refugio fiable, ni acceso continuado a atención médica y suministros para los bebés.
Los niños tienen hambre, y pese a todos los planes que hicieron sus padres antes de la guerra, temen que las vidas que esperaban dar a sus hijos se hayan desvanecido.
“Me estaba preparando para otra vida, una hermosa, pero la guerra cambio todo eso”, dijo el miércoles Amal al-Taweel a The Associated Press. “Apenas vivimos al día, y no sabemos qué ocurrirá. No hay planes”.
Saqer recordó la esperanza que tenía antes de la guerra. “Esta es mi única hija”, dijo, acunando con suavidad a Masa en una cuna. “Preparé muchas cosas y ropas para ella.
Le compré un armario una semana antes de la guerra. También planeaba sus cumpleaños y todo. Llegó la guerra y lo destruyó todo”.
Como muchos de los que han buscado cobijo en la abarrotada Rafah, la familia Al-Taweel vivió en una carpa, donde se quedaron más de un mes.
“Fue la peor experiencia de mi vida, las peores condiciones en las que he vivido jamás”, dijo Amal Al-Taweel.
Israel ha restringido mucho las entregas humanitarias de comida, agua, medicamentos y otros suministros a Gaza durante la guerra, que comenzó con el ataque de Hamás del 7 de octubre en el sur de Israel, donde los milicianos mataron a unas mil 200 personas y capturaron a unos 250 rehenes.