El líder del grupo chií libanés Hezbolá, Hasán Nasrala, aseguró este jueves que la batalla contra Israel ha entrado en una “etapa totalmente nueva” tras los ataques de esta semana en Beirut y Teherán, al tiempo que prometió responder al asesinato de su máximo comandante, Fuad Shukr.
En medio de una creciente tensión regional, cientos de personas se congregaron en los suburbios meridionales de la capital libanesa para despedir a Shukr, fallecido el martes en un bombardeo israelí contra ese mismo extrarradio en el que también murieron otras seis personas y 80 más resultaron heridas.
En un discurso televisado durante el funeral del alto mando, Nasrala avisó de que el Estado judío ha cruzado “líneas rojas” con esa acción y con el asesinato pocas horas después en Teherán del líder político del movimiento palestino Hamás, Ismail Haniyeh, también atribuido a Israel.
“No sabéis cuáles son las líneas rojas que han cruzado, cuáles son las agresiones que han cometido ni a dónde van con esto. Para que lo sepan el enemigo y el amigo, ahora ya hemos entrado en todos los frentes de apoyo, en una etapa totalmente nueva”, dijo el clérigo chií durante su intervención.
Oriente Medio se encuentra en máxima alerta a la espera de cómo responderán a los ataques tanto Irán como la alianza informal antiisraelí, que capitanea el Eje de la Resistencia. Varios de sus miembros, entre ellos Hezbolá, ya mantenían frentes de apoyo a Hamás en el marco de la guerra de Gaza.
Vengar a Shukr
El secretario general reconoció que tanto Teherán como grupos activos desde otros frentes están recibiendo “presiones” por parte de la comunidad internacional para rebajar la tensión, pero aseveró que estos intentos no “servirán”.
“Si a alguien le interesa de verdad que la región no tenga un destino peor, que obligue de forma seria a Israel a parar su agresión contra Gaza (...) Si matas a quien sea, destruyes lo que sea aquí y allá, y cruzas todas las líneas rojas, no habrá otra solución”, zanjó.
Desde el bombardeo del martes a las afueras de Beirut, Hezbolá no ha revindicado ningún ataque, un parón de 48 horas muy poco común desde que comenzaran sus enfrentamientos con el Estado judío hace ya cerca de diez meses.
Sin embargo, el jefe del grupo adelantó que volverán a su “trabajo habitual” a partir de mañana, tras llevar a cabo una reestructuración en las comandancias a raíz del fallecimiento de Shukr, quien Israel asegura era la “mano derecha” de Nasrala.
Su muerte supuso la baja de más rango en las filas del movimiento chií desde el inicio de los choques.
Según una breve biografía difundida por Hezbolá, ayudó a enfrentar la invasión israelí al Líbano en la década de los 80, actuó como “principal líder militar” hasta mediados de los 90 y encabezó varias operaciones destacadas a lo largo de los años, incluidas las de los últimos meses.
Como ya se presuponía, el clérigo confirmó este jueves que responderán al bombardeo que acabó con su vida, la de un asesor militar iraní, tres mujeres y dos niños.
Acusaciones cruzadas
El ataque contra los suburbios beirutíes fue una respuesta a un proyectil que el pasado fin de semana causó la muerte de doce menores en un campo de fútbol en los Altos del Golán, bajo ocupación israelí, y del que Israel responsabiliza a Hezbolá.
No obstante, como ya hizo la formación el propio sábado, Nasrala volvió a desvincularse de ese incidente e insinuó que el proyectil procedió de las defensas antiaéreas israelíes.
“La otra hipótesis, que fue presentada por varios analistas estratégicos, es la caída de un misil de intercepción en Majdal Shams. Y claro, Israel no lo puede confesar pese a los distintos antecedentes de misiles interceptores que cayeron en Acre y Haifa (norte del Estado judío)”, sentenció.
Ante el riesgo de escalada, el Gobierno libanés continuó este jueves sus contactos diplomáticos para tratar de contener la situación, entre otros, con los ministros de Defensa y Exteriores del Reino Unido, John Healey y David Lammy, de visita en Beirut.