Faltan pocos días para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, donde Donald Trump continúa en la pelea por volver a la Casa Blanca, y en caso de que esto ocurra, posiblemente las relaciones del país con Venezuela se deteriorarían aún más de lo que ya están.
Donald Trump es uno de los principales rivales de Nicolás Maduro, a quien ha llamado dictador y a quien incluso intentó ‘derrocar’ con un complot en el que destinó dinero a las principales fuerzas de seguridad estadounidenses para intervenir en la política de Venezuela en su primer mandato, de 2017 a 2021.
Con su posible regreso a la Casa Blanca, Donald Trump intentaría nuevamente derrocar al gobierno de Maduro, que tuvo unas polémicas elecciones presidenciales en julio pasado, de las cuales se declaró ganador por encima de los reclamos de los grupos opositores y de países que han exigido un nuevo conteo de urnas, así como de mostrar las actas que demuestren el triunfo del líder de izquierda.
En días recientes, funcionarios del gobierno de Estados Unidos confirmaron al medio de comunicación Wired que Donald Trump intentó durante meses tirar al gobierno de Nicolás Maduro con una serie de objetivos: Expulsar al gobierno socialista de Venezuela, país aliado de Cuba y Rusia, así como hacerse de reservas de oro y petróleo.
¿Por qué Donald Trump quería derrocar al gobierno de Nicolás Maduro?
Las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela eran cada vez más grandes en 2018, cuando Donald Trump, entonces mandatario, expuso ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la “tragedia humana, decadencia, corrupción y sufrimiento” que vivía la gente en el país latino.
Como respuesta, Maduro acudió el 26 de septiembre de 2018 a la Asamblea General de la ONU en Nueva York y acusó al “imperial” Estados Unidos de “agresión permanente”, e incluso acusó a funcionarios estadounidenses de estar detrás de un intento de asesinato ocurrido en Venezuela tras el despliegue de drones cerca de donde ofrecía un mitin.
Trump, quien en el pasado no descartó una acción militar en suelo venezolano, comenzó a intensificar sus intentos por derrocar a Maduro en la parte final de 2018 y en 2019.
La operación corrió a manos de la CIA, que fue fundamental en los movimientos de Estados Unidos, y también en el fracaso de Trump por derrocar a Maduro.
Así fue el intento de derrocamiento de Nicolás Maduro a manos de EU
Entre octubre y diciembre de 2018 se habrían gestado los planes de Estados Unidos por inmiscuirse en la política de Venezuela para derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro, que en ese año había ganado las elecciones de manera polémica.
La acción comenzó en enero de 2019, cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino de Venezuela e incluso logró el apoyo de 60 países mediante la presión. Sin embargo, el propio Trump reconoció con el tiempo que Guaidó no tenía “lo que había que tener” para volverse ese líder en el intento de cambiar de régimen en Venezuela.
El país latino enfrentaba problemas sociales derivado de las elecciones, así como una hiperinflación que pegaba en los bolsillos de los venezolanos, asunto que fue aprovechado por Estados Unidos, pero no de la mejor manera, ya que las operaciones de la CIA no tuvieron éxito, y en diversas ocasiones se negaron a las peticiones del Gobierno de Trump, lo que reveló que las cosas no estaban bien entre la agencia y las autoridades y que complicó la mayoría de acciones.
Tras la declaración de Guaidó, Estados Unidos continuó con las sanciones directas a Venezuela, yendo contra el petróleo, uno de sus principales negocios de la administración de Maduro y que también le surtía a Cuba, tema que no le gustaba a Trump.
Fue entonces que apareció la CIA con el objetivo de desestabilizar al gobierno de Venezuela. El primer golpe fue un intento para piratear las redes del Gobierno venezolano y así obtener información.
Este primer paso no funcionó como esperaba Estados Unidos, ya que los equipos de élite para piratear la información de Venezuela fueron negados por el Pentágono para dicha operación.
La CIA continuó y pegó del lado del Ejército, esto al lanzar un ciberataque al sistema de nóminas utilizado para pagar a militares.
El objetivo de dicho ataque era que los militares comenzaran a unirse a protestas y apoyaran a Juan Guaidó como parte del descontento, pero la demora de la CIA debido a la falta de recursos hizo que no se tuviera el mejor impacto posible, ya que el Ejército no se desestabilizó y, a pesar de las molestias, no se generó el daño esperado sobre la administración de Maduro.
El siguiente paso fue una “promoción por la democracia”, misma en la que la CIA lanzó una serie de propagandas con las que pretendían influenciar a la gente para volcarse contra Nicolás Maduro; sin embargo, este intento fue considerado como “la estupidez más vergonzosa de la historia”, debido a que parecía “ridículo” que cuando Venezuela tenía problemas para acceder a lo servicios básicos y a la comida, el mensaje fuera la “democracia”.
para los agentes y funcionarios que declararon a Wired, la CIA fue en parte responsable de que no se concretaran ataques más concretos contra Venezuela, ya que en su momento se intentó desestabilizar la ruta del petróleo que mandaba Venezuela a Cuba y la agencia se negó debido a que su sistema para hundir barcos se encontraba “al otro lado del hemisferio”.
Las operaciones de sabotaje también fueron frustradas, debido a que tanto los agentes de inteligencia como el Pentágono se negaron a incluir a tropas en Venezuela.
Incluso intentaron con el apoyo de Colombia, entonces gobernado por la derecha, para inutilizar algunos aviones de combate Sukhoi que tiene Venezuela; sin embargo, solo se logró la afectación de pocas aeronaves.
Para marzo de 2019 la operación ya se había deteriorado debido a las fricciones entre las organizaciones y el gobierno estadounidense, así como la propia decepción de Trump sobre el trabajo de Juan Guaidó; sin embargo, no se rindieron.
Uno de los plantes que involucraba a Guaidó era la distribución de tarjetas de débito precargadas, mismas que se darían a la gente para que con ello se volcara el apoyo para protestar contra Maduro, así como recibir dinero para acceder a bienes y servicios; sin embargo, dicho plan, que supuestamente contaría con el apoyo del Banco Santander, fue archivado tras la negativa de algunas partes.
La situación no mejoraba para Estados Unidos, y mientras había una crisis entre las autoridades, se decidió abandonar la embajada del país en Venezuela, lo que deterioró el acceso a información en el país; sin embargo, en abril de 2019 comenzaría el mayor de los golpes: la “Operación Libertad”.
Juan Guaidó encabezó una serie de invitaciones a protestas masivas en las calles, mismas que podrían hacer que incluso Maduro escapara de Venezuela mientras el Ejército y la Justicia le daban la espalda, pero la falta de comunicación y de acuerdos hicieron que no desertaran los militares de la forma esperada y que el Tribunal Supremo no se ‘volteara’.
Tras ese fracaso, continuaron los ciberataques, pero fueron tardíos y no tuvieron el éxito esperado.
Para los funcionarios, Trump cometió el error de no dar suficiente prioridad “al resto de los componentes de seguridad nacional del gobierno”, lo que hubiera ayudado a derrocar a Maduro.
Además, la CIA tendría buena parte de la responsabilidad al chocar con el Gobierno de Trump y no dejar que se materializaran planes más agresivos sobre Venezuela.
“Si la CIA hubiera intervenido con más fuerza entre enero y abril —cuando los cismas dentro del ejército y entre otras élites venezolanas eran mayores y Guaidó tenía más impulso— podría haber ayudado a catalizar el derrocamiento de Maduro”, dijeron las autoridades.
Ahora que vienen las elecciones, es posible que Trump, en caso de que regrese a la Presidencia, obtenga más apoyo si planea afectar al gobierno de Maduro nuevamente.
Con información de Wired.