El presidente Donald Trump "no es un supremacista blanco" y los intentos de vincularlo con el supuesto perpetrador de una masacre en mezquitas de Nueva Zelanda son "absurdos", dijo este domingo Nick Mulvaney, jefe interino de despacho de la Casa Blanca.
Nick Mulvaney describió al agresor de Nueva Zelanda como un "individuo perturbado" y una "persona malvada", y dijo que es injusto describir al australiano de 28 años "como simpatizante de Donald Trump, de la misma forma en que lo sería si se examinaran sus pasajes de estilo ecoterrorista en ese manifiesto y se le relacionara con Nancy Pelosi o la señorita Ocasio-Cortez".
La demócrata Pelosi es la presidenta de la cámara baja. Alexandria Ocasio-Cortez es una representante demócrata en su primer periodo y una de las principales promotoras de un plan, llamado el Nuevo Acuerdo Verde, para combatir el cambio climático.
"Este era un individuo perturbado, una persona malvada, y al intentar vincularlo con un político estadounidense de cualquier partido probablemente se ignoren algunas de las dificultades más profundas que este tipo de actividades dejan expuestas", dijo Mulvaney.
Sin embargo, el hecho de que Mulvaney saliera en defensa de Trump no logró acallar los llamados, particularmente de demócratas, para que el presidente denuncie el nacionalismo blanco. Argumentan que la postura de Trump, incluyendo sus duros comentarios hacia los inmigrantes y musulmanes, alienta a individuos como el agresor de Nueva Zelanda.
Brenton Harrison Tarrant, el hombre acusado de perpetrar las masacres en dos mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, dejó un extenso documento en el que afirmaba que era un nacionalista blanco que odia a los inmigrantes y que decidió actuar tras los ataques llevados a cabo por musulmanes en distintas partes de Europa.
"¿Fuiste o eres simpatizante de Donald Trump?", es una de las preguntas que se hace a sí mismo en el documento. Su respuesta: "¿Como símbolo de una renovada identidad blanca y propósito común? Desde luego. ¿Cómo político y líder? Dios, no".
En los ataques murieron 50 personas y otras 34 resultaron heridas, una docena de ellas en estado crítico.
Mulvaney dijo que Trump es un defensor de las minorías religiosas en todo el mundo, y que sus actos dicen más que sus palabras.
"Miren lo que hemos logrado mientras hemos estado aquí", señaló. "No creo que nadie pueda decir que el presidente es anti musulmán".
Mulvaney añadió que se siente personalmente frustrado de que "siempre que algo sale mal en el mundo, no sólo en nuestro país, de alguna manera el presidente de Estados Unidos debe ser el responsable. Y eso es simplemente absurdo y no contribuye al diálogo necesario para arreglar estos problemas".