WASHINGTON.- La visita del secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, esta semana a Moscú será una prueba temprana para evaluar si Washington puede utilizar algún impulso generado por el ataque contra una base aérea de Siria para elaborar y ejecutar una estrategia que ponga fin a la guerra en ese país.
Incluso antes de que Donald Trump ordenara la ofensiva de la semana pasada en represalia por un supuesto ataque químico por parte de las tropas del presidente Bashar Al-Assad, la visita de Tillerson seguramente iba a estar dominada por asuntos espinosos, incluyendo la interferencia rusa en las elecciones del año pasado en Estados Unidos.
Ahora, Tillerson, un exejecutivo petrolero sin experiencia diplomática, está encargado de evitar una importante confrontación de Estados Unidos con Rusia y, al mismo tiempo, exigir algunas concesiones al presidente ruso, Vladimir Putin, como presionar a Assad para que negocie el futuro de Siria.
Rusia, junto con Irán, es el principal aliado de Assad, y su intervención en la guerra siria ha sido crucial para desbalancear el conflicto a favor de las tropas gubernamentales, aunque no en todo el país.
Tillerson dijo que no ha visto pruebas sólidas de que Rusia sabía previamente del ataque con armas químicas, pero que planea instar a Moscú a replantear su apoyo a Assad en las conversaciones del 12 de abril.
"Tengo la esperanza de que podamos tener conversaciones constructivas con el Gobierno ruso y con el ministro de Relaciones Exteriores (Sergei) Lavrov, y de que Rusia apoye un proceso que conduzca a una estabilización en Siria", dijo Tillerson a la cadena de televisión ABC.
El ataque estadounidense del jueves con misiles de crucero, destinado a disuadir a Assad a usar armas químicas de nuevo, le da más credibilidad a Tillerson con los funcionarios rusos, dijeron observadores y exfuncionarios estadounidenses. Tillerson conversará con funcionarios rusos y se espera que también se reúna con Putin y Lavrov.