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Atendiendo la salud física y mental de las víctimas de explosión en Beirut

El personal de MSF se encarga de continuar con el tratamiento de lesiones y la atención a pacientes con enfermedades crónicas.

Una semana después de la devastadora explosión que tuvo lugar en Beirut el 4 de agosto, desde Médicos Sin Fronteras (MSF) estamos realizando una respuesta de emergencia para brindar asistencia médica a las personas más afectadas por el accidente.

Las actividades de MSF cubren tres áreas principales de intervención: el tratamiento de heridas para personas que aún sufren a causa de sus lesiones; la continuidad de la atención para pacientes con enfermedades crónicas, y los servicios de salud mental para personas afectadas por la explosión.

La respuesta de MSF se entrega a través de dos puntos médicos fijos que se han instalado en los barrios de Mar Mikhael y Karantina, las zonas más afectadas por la explosión. Hemos iniciado una intervención puerta por puerta, para comprender las necesidades de las personas que viven en la zona y así poder brindarles una mejor asistencia.

Los equipos de MSF también han instalado tanques de agua en la zona y han distribuido agua y kits de higiene a quienes acuden a los puntos médicos fijos. Esta había sido destacada como una necesidad esencial por las personas encuestadas en el vecindario.

La poderosa explosión de hace una semana arrasó con los almacenes del puerto de Beirut, causando la muerte de más de 150 personas e hiriendo a más de 6 mil. La primera respuesta a la explosión provino del propio pueblo del Líbano, que espontáneamente intentó brindar ayuda y apoyo a los afectados utilizando los mínimos recursos mínimos que tenían disponibles.

La explosión generó ondas de choque sísmicas que sacudieron el suelo, rompieron ventanas y destruyeron edificios en Beirut, una ciudad que se tambaleaba a causa de una crisis económica y un aumento en el número de contagios por COVID-19.

"Antes de la explosión, el sistema público luchaba por manejar el creciente número de casos de COVID-19", explica Julien Raickman, jefe de misión de MSF en Líbano.

"Desde entonces, ha habido un aumento muy pronunciado en los casos de COVID-19 reportados en Líbano, y especialmente en Beirut. Ha habido más de mil 500 casos nuevos en una semana. Esto representa casi 25 por ciento de todos los casos notificados en el país desde el comienzo de la pandemia", cuenta.

"Durante la noche de la explosión, hubo una gran afluencia de pacientes a los centros de salud en toda la capital, y las medidas de prevención y control de infecciones no pudieron implementarse adecuadamente, lo que finalmente condujo a este aumento. Más de 300 mil personas perdieron sus hogares y han tenido que buscar otros lugares para quedarse, lo que no facilita las cosas. Este aumento de casos es una gran preocupación para nosotros y estamos analizando cómo adaptar nuestros proyectos en tales circunstancias", enfatiza.

Otra área de preocupación para MSF es la salud mental. "Después de la guerra civil, las crisis económicas y las recientes dificultades financieras y sociales, este último incidente ha agregado una capa adicional de trauma para las personas en Líbano", agrega Raickman.

"Basándonos en nuestra experiencia, sabemos que esto tendrá un impacto tremendo en el bienestar psicológico de las personas y permanecerá en los próximos años. Es por eso que se debe implementar una estrategia nacional de salud mental para manejar el impacto psicológico a largo plazo de esta crisis para el pueblo de Líbano", señala.

Dado que la salud mental es un pilar clave del trabajo de MSF en el país, pudimos movilizar rápidamente a un equipo de nueve psicólogos para que participaran en nuestra respuesta de emergencia. Proporcionaron primeros auxilios psicológicos y ahora mismo trabajan para desarrollar una respuesta a largo plazo para apoyar a las personas necesitadas.

Incluso antes del comienzo de nuestras actividades de emergencia, MSF donó botiquines de primeros auxilios y mascarillas quirúrgicas a la Defensa Civil y a la Cruz Roja Libanesa la noche de la explosión y en los días siguientes, para prevenir la propagación del COVID-19 y responder a las necesidades tras la explosión.

Desde entonces, en MSF trabajamos para proporcionar suministros médicos adicionales para ayudar a quienes atienden al gran número de personas heridas.

"El papel de estos actores y de las organizaciones locales ha sido crucial, especialmente en esta primera semana después de la explosión. Estamos intentando adaptar nuestros proyectos con base en las actividades existentes que ya han sido implementadas por grupos de la sociedad civil, porque claramente son la fuerza líder en esta respuesta colectiva a la situación", concluye Raickman.

Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización médica humanitaria internacional e independiente, que brinda ayuda de emergencia a poblaciones afectadas por conflictos armados, epidemias, desastres naturales y situación de exclusión de la atención médica en más de 70 países.

MSF ofrece ayuda a estas poblaciones basándose en sus necesidades y de forma independiente a su raza, religión, género o afiliación política. MSF comenzó su trabajo en Líbano en 1976 en respuesta a la guerra civil, enviando equipos al sur del país y a Beirut. Esta fue la primera misión de MSF en una zona de guerra. Hoy, se brinda atención médica gratuita con más de 600 trabajadores en Líbano.

Esta nota es de MSF y se publica bajo una alianza editorial con El Financiero para difundir el trabajo de la institución.

Médicos Sin Fronteras fue fundada en Francia en 1971 por un grupo de médicos y periodistas. Ganaron el Premio Nobel de la Paz en 1999 por su labor humanitaria en varios continentes. MSF tiene operaciones en más de 70 países, entre ellos México, donde la oficina se estableció en 2008.

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