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Boeing 'baja cortinas' de su última fábrica que aún operaba en medio de la pandemia

El fabricante de aviones dijo que la pandemia incrementa la incertidumbre sobre los planes de producción del 787, que junto con el 737 Max ha sido una fuente fundamental de efectivo.

Boeing ha suspendido los trabajos en su planta de aviones 787 Dreamliner en Carolina del Sur. Esto corresponde al cierre temporal hasta nuevo aviso de su última fábrica de aviones comerciales que aún opera en medio del brote de COVID-19.

La operación en la fábrica se detendrá el 8 de abril, dijo la empresa este lunes. La compañía señaló el domingo que su centro de fabricación en el área de Seattle permanecerá cerrado indefinidamente, al tiempo que los funcionarios de salud estatales luchan por contener el virus y los proveedores muestran signos de estrés.

La pandemia incrementa la incertidumbre sobre los planes de producción de Boeing del 787, que junto con el 737 Max ha sido una fuente fundamental de efectivo.

"Es nuestro compromiso centrarnos en la salud y la seguridad de nuestro equipo mediante la evaluación de la propagación del virus en todo el estado, su impacto en la fiabilidad de nuestra cadena de suministro global y ese efecto dominó en el programa 787", dijo Brad Zaback, jefe de la planta de Boeing en Carolina del Sur.

Las acciones de Boeing cayeron un 2 por ciento a 145.76 dólares tras el cierre de las operaciones regulares en Nueva York. Las acciones registraron un repunte del 19 por ciento durante la sesión en medio de un amplio repunte del mercado, a medida que el número de fallecidos reportados en algunos de los puntos críticos de coronavirus del mundo mostraron señales de estar disminuyendo.

Boeing tiene alrededor de 140 casos confirmados de coronavirus en su fuerza laboral global, según un portavoz. El gigante aeroespacial tomó la decisión de cerrar sus instalaciones en el estado de Washington y pedir a los empleados que trabajen a distancia, en la medida de lo posible, siguiendo las recomendaciones de funcionarios del Gobierno.

Los temores por la seguridad de los trabajadores se avivaron el mes pasado después de que un empleado que trabajaba en la planta de Everett, al norte de Seattle, murió luego de contraer el virus.

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