El capo mexicano Joaquín 'El Chapo' Guzmán estaba interesado en dirigir una película sobre su vida en 2007, mucho antes de su conocida reunión con el actor estadounidense Sean Penn y la actriz mexicana Kate Del Castillo en 2015, dijo este lunes un testigo del juicio en su contra en Estados Unidos.
Alex Cifuentes, quien ha dicho que en un momento fue la "mano derecha" de Guzmán, comentó que se enteró sobre el proyecto de la película cuando vivía junto a su jefe en las montañas del estado de Sinaloa, de 2007 a 2009.
Cifuentes, de origen colombiano, es uno de cerca de una docena de testigos que se han presentado en el juicio contra Guzmán Loera luego de alcanzar acuerdos con fiscales estadounidenses, en un caso que ha brindado un vistazo al mundo desconocido del Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones de narcotráfico más poderosas del mundo.
Guzmán, de 61 años, se encuentra en juicio en un tribunal de Brooklyn desde noviembre, luego de que fue extraditado a Estados Unidos en 2017 para enfrentar cargos de tráfico de cocaína, heroína y otras drogas como líder del cártel.
Los sueños del capo de llegar a la pantalla grande se conocieron luego de que Penn escribió una historia para la revista Rolling Stone en 2016 sobre su viaje junto a Del Castillo para reunirse con Guzmán en un escondite en un bosque, poco después de que el acusado de narcotráfico escapó desde una prisión mexicana a través de un túnel.
La propia esposa de Cifuentes animó a Guzmán a realizar una película biográfica cerca de 2007, dijo este lunes el testigo.
Cifuentes aseguró que Guzmán contrató a un productor colombiano y planeaba lanzar un libro, y que el proyecto avanzó hasta convertirse en un borrador que fue mostrado a sus abogados.
En su testimonio, Cifuentes también ofreció a los jurados una mirada a la vida de Guzmán como fugitivo en las montañas. En un día típico, dijo Cifuentes, Guzmán se levantaba al mediodía, recibía mensajes de su secretario personal y luego hacía llamadas mientras caminaba bajo los árboles.
Cifuentes afirmó que Guzmán le ordenó matar al experto en comunicaciones del cártel, Christian Rodríguez, después de que se enteró de que estaba cooperando con el FBI.
El testigo aseguró que no pudo rastrear a Rodríguez, quien ahora vive en Estados Unidos y testificó la semana pasada en el juicio, debido a que no conocía su apellido.