En partes de Estados Unidos las autoridades informan que las tiendas de venta de armas no prestan un servicio indispensable y que deberían cerrar, acatando las órdenes de confinamientos por la pandemia de COVID-19.
En otras, las autoridades dejan de averiguar los antecedentes de personas que piden permiso para portar armas. Y no faltan las localidades en las que los líderes municipales invocan poderes especiales de épocas de emergencia para prohibir su venta.
La pandemia ha hecho recrudecer el debate sobre las armas y defensores del derecho a su uso temen que se viole la Segunda Enmienda de la Constitución (que habla del derecho a poseer armas), mientras los estadounidenses compran armas al por mayor para defenderse de cualquier posible agresión en esta época de crisis.
"Cuando hay una emergencia nacional, la gente quiere comida, agua, refugio", indicó Michael Cargil, propietario de Central Texas Gun Works en Austin, Texas. "También apelan a la Segunda Enmienda para proteger a sus familias".
Cargil está abierto menos horas, pero dice que no piensa cerrar su negocio y que cree que no debería ser obligado a hacerlo.
En las últimas semanas se disparó la venta de armas. Se están llevando a cabo una cantidad récord de averiguaciones de antecedentes, un buen barómetro para ver cuántas armas se están vendiendo. En enero y febrero se batieron récords de venta, probablemente debido a que es un año electoral. Y desde que comenzó la pandemia, los negocios dicen que hay largas colas y mucha venta de armas y munición.
Las averiguaciones de antecedentes subieron un 300 por ciento el 16 de marzo, comparado con la misma fecha del año pasado, según estadísticas del gobierno compartidas con la Fundación Nacional de Tiro Deportivo, que representa a los fabricantes de armas. Desde el 23 de febrero, cada día se vendió el doble que en el 2019, de acuerdo con Mark Oliva, vocero de esa organización.
"Cuando la gente no puede garantizar su seguridad, va a tomar medidas que le permitan hacerlo. Para eso tenemos la Segunda Enmienda", comentó Oliva. "Es un tema de seguridad pública".
El sistema de corroboración de antecedentes está desbordado por un aumento masivo en la venta de armas. Lo que normalmente toma unos minutos puede tomar mucho más tiempo y en este momento hay 80 mil búsquedas de antecedentes pendientes, según Oliva.
Algunos partidarios de un control más estricto de la venta de armas creen que no sería una buena idea cerrar los negocios de venta de armas autorizados por el gobierno, que corroboran los antecedentes del comprador. Si se hace eso, los compradores podrían acudir a portales o a ventas privadas que no requieren revisión de antecedentes, lo que haría más difícil rastrear un arma si es usada en un crimen.
Tanto cerrar como seguir abiertos conlleva riesgos, afirmó David Chipman, exagente de la Oficina de Control de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos.
"Si permaneces abierto, se corre el riesgo de que surja mucha gente que compra por primera vez por miedo, que no está entrenada para el uso de armas", destacó Chipman.
Los sectores que quieren más restricciones a la venta de armas temen las consecuencias que pueda tener su venta a personas sin entrenamiento, que no saben cómo disponer de un arma ni cómo usarla debidamente. También les preocupa la posibilidad de que quienes compran ahora impulsivamente terminen vendiendo sus armas en forma privada.
"Imagínese lo horrible que es esta crisis. La gente que compra armas ahora, qué hará dentro de seis meses, cuando vean que no hay zombis dando vueltas y se les acabó el atún y el charque... y necesiten dinero para comprar alimentos", cuestionó Chipman.
En varias ciudades, incluida Nueva Orleáns, los alcaldes emitieron proclamas de emergencia que les da autoridad para restringir la venta de armas y munición.
En algunos estados donde se ordenó a la gente que permanezca en su casa y el cierre de todo negocio que no sea "esencial", las tiendas de ventas de armas no fueron considerada indispensables.
Esto generó confusión en California, donde, por segunda vez esta semana, el sheriff del condado de Los Ángeles Alex Villanueva ordenó el cierre de las tiendas de armas, ignorando la opinión de un asesor legal que llegó a la conclusión de que esos eran negocios indispensables.
David Prince, propietario de Eagle Gun Range en Farmers Barnch, Texas, cerca de Dallas, tuvo que cerrar temporalmente su negocio por orden de las autoridades, pero se le permitió reabrir el miércoles, cuando las tiendas de armas fueron catalogadas de indispensables.
Prince dice que esas tiendas son vitales porque dan a la gente la posibilidad de defenderse.
"Siempre supe que la gente iba a querer protegerse. Lo que me preocupaba era el miedo que percibía en sus rostros", declaró Prince. "Si tienen un arma, tienen la posibilidad de defender a sus familias".
El campo de tiro, por su parte, no es considerado indispensable y tuvo que cerrar, lo que quiere decir que los nuevos propietarios de armas no podrán entrenarse en su uso.