El Gobierno de Australia indicó este lunes que está dispuesto a pagar "lo que sea necesario" para ayudar a las comunidades a recuperarse de los letales incendios que han devastado el país.
El ejecutivo prometió 2 mil millones de dólares australianos (mil 400 millones de dólares) adicionales para los esfuerzos de recuperación, además de las decenas de millones de dólares ya anunciados, explicó el primer ministro, Scott Morrison.
"Los fuegos siguen ardiendo. Y seguirán ardiendo en los próximos meses", afirmó Morrison. "Y por eso es por lo que hoy presenté esto que es una inversión inicial, adicional, de 2 ml millones. Si se necesita más y el costo es más elevado, entonces se proporcionará más".
El anuncio de los fondos, que se destinarán a la reconstrucción de localidades e infraestructuras destruidas por las llamas, coincidió con el de la desaparición de dos personas más en zonas remotas de Nueva Gales del Sur. En todo el país, al menos 24 personas murieron y 2 mil casas fueron arrasadas por las llamas, que por el momento han calcinado un área dos veces superior al estado estadounidense de Maryland.
La lluvia y la bajada de las temperaturas este lunes dieron un pequeño alivio a las comunidades que luchan contra el fuego. Pero las precipitaciones también dificultaban que los bomberos completen quemas estratégicas mientras se preparan para una nueva subida de las temperaturas a finales de semana.
"Con la condiciones climáticas más benignas, se presenta una maravillosa tregua para todo el mundo, los bomberos, el personal de los servicios de emergencias y también para las comunidades afectadas por estos incendios", señaló Shane Fitzsimmons, comisionado del Departamento Rural del Bomberos de Nueva Gales del Sur, a reporteros. "Pero también presenta algunos desafíos reales en lo relativo a la implementación de quemas tácticas y estratégicas y otras técnicas para intentar controlar estos incendios".
En el estado de Nueva Gales del Sur había más de 135 focos activos, de los cuales casi 70 no estaba contenidos. Las autoridades advirtieron que la lluvia no sofocará los más grandes y peligrosos antes de que la situación vuelva a complicarse.
La ministra de Servicios de Emergencia del estado de Victoria, Lisa Neville, señaló que sería necesario que cayesen al menos 200 milímetros de lluvia en un corto periodo de tiempo para apagar las llamas, unas 20 veces más de la cantidad registrada en toda la región en el último día.
Las autoridades advirtieron además que la temporada de incendios, que normalmente dura hasta marzo, no tiene final a la vista.
"Nadie puede complacerse. Tenemos un gran peligro de incendio a final de esta semana", señaló el primer ministro de Victoria, Daniel Andrews, a reporteros en Melbourne. "De ningún modo estamos fuera de peligro. Y los próximos días, e incluso los próximos meses, van a ser un desafío".
Su homóloga de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian, pidió a los australianos que no bajen la guardia.
La capital australiana, Canberra, era la ciudad importante con peor calidad del aire del mundo este lunes. El Departamento de Interior, que coordina la respuesta nacional a los desastres, pidió a todo el personal no crítico que se quedase en casa por el denso humo que cubre la ciudad.
Los incendios son habituales durante el verano austral, y los australianos suelen tener una visión pragmática de ellos. Pero los de este año comenzaron inusualmente pronto, avivados por la sequía y por el año más cálido y seco en el país desde que se tienen registros.