ATENAS.- La crisis financiera detonada por el desacuerdo entre Grecia y sus acreedores se extendió a la política y el expremier Antonis Samaras, del partido Nueva Democracia, derrotado en las elecciones de enero, afirmó que debe anularse el referéndum del domingo y en su lugar crearse un gobierno de unidad nacional.
"Nuestro país necesita permanecer en el corazón de Europa y en el euro. El primer ministro Alexis Tsipras debe seguir las negociaciones; si no puede solo, debería intentarlo con un gran consenso nacional", manifestó Samaras mientras Grecia se enfilaba al cierre de bancos por una semana y el control de capitales ––sólo podrán retirarse 60 euros (42 dólares) por persona al día de los cajeros–– luego de que el Eurogrupo rechazó ampliar el programa de rescate que finalizará mañana, junto al vencimiento de un pago al FMI por mil 600 millones de euros.
Poco antes, Samaras se reunió con la lideresa socialista, Fofi Gennimata y con el presidente Prokopis Pavlopoulos, para analizar la crisis. Como jefe de Estado, Pavlopoulos desempeña un papel ceremonial, pero también es responsable de nombrar a los primeros ministros y convocar a elecciones, por lo que jugaría un papel clave si la crisis fuerza un cambio de gobierno, en especial si el referéndum ––una salida que ya intentó en 2011 el premier George Papandreou–– deriva en un revés para Tsipras, quien se vería obligado a renunciar.
Pavlopoulos expuso que "el curso del país en Europa y la Eurozona no debe ser perturbado. Confío en que la gente una vez más mostrará que en momentos cruciales tiene gran madurez y determinación".
Sin embargo, ante el Parlamento, Tsipras aseguró que la propuesta de los acreedores era un "ultimátum insultante" y dijo que un énfatico "no" en la consulta fortalecerá su capacidad de negociar. Insistió en que los términos del Banco Central Europeo, el FMI y la Unión Europea "no son viables", tras puntualizar que la negativa a su solicitud para ampliar el rescate "fue un acto sin precedente para los estándares europeos, cuestionando el derecho de un pueblo soberano a decidir.
Esto llevó al BCE a limitar la liquidez disponible para los bancos y forzó al Banco de Grecia (central) a sugerir un feriado bancario y límites en los retiros", añadió en alusión al anuncio del BCE de mantener la ayuda de liquidez de emergencia en 89 mil millones de euros, como el viernes.
Al menos 179 de los 300 legisladores se pronunciaron por la consulta, gracias a la mayoría que disfrutan el partido de Tsipras, la Coalición de Izquierda Radical y su aliado, Griegos Independientes.
Las autoridades pidieron a la población rechazar el plan de los acreedores, que incluye recortes a pensiones, salarios y subsidios ––fue difundido de manera inusual por la Comisión Europea––, aunque Panagiotis Lafazanis, titular de Energía, aceptó que habría "acontecimientos políticos" si triunfa el "sí" como anticipan dos sondeos efectuados antes de que Tsipras llamara a las urnas. Uno de ellos, publicado en el diario Proto Thema, indicó que 57 por ciento apoyará un acuerdo, por 29 en contra. El segundo, publicado en To Vima, adelantó que el resultado será de 47.2 a 33 por ciento.
Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, manifestó que Atenas debe seguir en la zona euro, posición compartida por Manuel Valls, premier francés. Barack Obama, presidente norteamericano, se comunicó con la canciller federal alemana, Angela Merkel. Según la Casa Blanca, ambos "acordaron que era criticamente importante hacer todos los esfuerzos para regresar a un camino que permita a Grecia reanudar las reformas y el crecimiento dentro de la Eurozona".