UCRANIA. Galina Pavlik apenas puede llegar a fin de mes con su pensión de 290 dólares. A los 73 años, como muchos ucranianos de Kiev, depende del gas para calefaccionar su departamento de tres dormitorios. La factura absorbe una sexta parte de su ingreso.
El nuevo gobierno ucraniano pronto necesitará que gente como Galina pague aún más por la electricidad y el gas en tanto lucha contra una economía contraída y una crisis política. Luego del enfrentamiento diplomático entre Occidente y Rusia por la votación del 16 de marzo en Crimea para separarse del país, el futuro de Ucrania depende ahora en gran medida de su habilidad para conseguir 35 mil millones de dólares en ayuda de los Estados Unidos y de la Unión Europea.
Cortar los subsidios a la energía, considerados económicamente ineficientes y un imán para la corrupción, será esencial para obtener esa ayuda, aunque signifique más sufrimiento para los hogares.
"Tendré que comer sólo papas y las sardinas más baratas para poder pagar más gas", dijo esta mujer retirada, que apoya al gabinete interino encabezado por Arseniy Yatsenyuk que reemplazó al gobierno con respaldo ruso del presidente Viktor Yanukovych. "No puedo pagar más".
Durante largo tiempo se abusó del sistema de subsidios de Ucrania para el gas hogareño. Normalmente, los distribuidores compran el gas asignado por el Estado a precios bajos para las familias y lo revenden por precios mucho más altos a las empresas. Los analistas estiman que esa modalidad roba centenares de millones de dólares anuales a las arcas estatales en costos agregados por los subsidios, desestabilizando más la economía de Ucrania, que ya se encuentra al borde de la cesación de pagos.
El precio medio del gas para familias en la región de Kiev alcanzó 76 dólares por mil metros cúbicos el mes pasado, en tanto los clientes industriales pagaron unos 447 dólares. Cada año, el fraude lleva a perder dos mil millones de metros cúbicos, estimó Dmytro Marunych, copresidente del Fondo de Estrategias Energéticas de Kiev.
Corrupción extraordinaria
"En el sector energético ucraniano, la corrupción es extraordinaria", dijo Judy Dempsey, socia sénior en Carnegie Europe. "No ha habido intentos de ningún tipo por resolver este problema porque lo controlaban los oligarcas del país. El nuevo gobierno deberá tomar el toro por las astas".
Al mismo tiempo que enfrenta la corrupción interna, el gobierno se está viendo afectado por los precios de las importaciones más altos de una Rusia cada vez más hostil.
Más de la mitad del consumo de gas de Ucrania es cubierto por importaciones provenientes de Rusia, que canceló el descuento de 33 por ciento en el precio del gas otorgado a Yanukovych a fines del año pasado y amenazó con cortar el abastecimiento. Ucrania deberá pagarle a Gazprom unos 368.50 dólares por mil metros cúbicos de gas en el segundo trimestre, uno de los precios más altos de Europa, dijo el ministro de Energía ucraniano Yuri Prodan el 10 de marzo.
El primer ministro Yatsenyuk tiene dificultades para convencer al Fondo Monetario Internacional de que la ex república soviética se propone seriamente reformar una economía que normalmente ocupa los primeros puestos en las clasificaciones globales de corrupción.
"El descuento debe ser eliminado", dijo el ministro de Economía ucraniano Pavlo Sheremeta en una entrevista en Kiev refiriéndose a los subsidios. "Es evidente que debemos enfrentarlo porque no hay otras opciones".