El presidente de Francia, Emmanuel Macron, obtuvo este domingo una sólida mayoría legislativa tras las elecciones, según estimaciones de encuestadoras que divulgaron sondeos a boca de urnas, marginando a los partidos tradicionales y asegurando un mandato firme para aplicar sus reformas económicas.
De confirmarse, el resultado redefine el panorama político de Francia, al humillar a los partidos conservadores y de izquierda que se habían alternado el poder por décadas hasta la elección de Macron en mayo.
Dos encuestadoras proyectaron que el partido de Macron, la República en Marcha (LEREM) y sus aliados de Modem ganarían entre 355 y 360 escaños en la cámara baja de 577 puestos, menos que lo previsto anteriormente.
Un tercer sondeo realizado por la firma Elabe arrojaba una mayoría más sólida, al estimar entre 395 y 435 escaños para la alianza del presidente, pero más tarde redujo la proyección a entre 373 y 403 puestos.
Las tres previsiones anunciaban que los republicanos conservadores y sus aliados formarían el mayor bloque opositor con entre 107 y 133 escaños, mientras que el Partido Socialista -en el poder por los últimos cinco años- y sus socios obtendrían entre 30 y 49 asientos, la menor representación legislativa de su historia.
"Hoy, el derrumbe del Partido Socialista está fuera de duda. El presidente de la república tiene todos los poderes", dijo Jean-Christophe Cambadelis tras anunciar que se retiraría como líder del partido.
MARINE LE PEN, A LA ASAMBLEA
La líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, será por primera vez diputada en la Asamblea Nacional, tras su elección este domingo en las legislativas.
"Frente a este bloque que representa los intereses de la oligarquía, somos la única fuerza de resistencia", dijo Le Pen tras anunciar que su partido obtuvo al menos seis diputados, cuatro más de los actuales, en las elecciones en las que el partido del presidente Emmanuel Macron - La República en Marcha -, obtuvo una clara mayoría absoluta.
La abogada de formación, de 48 años, se impuso en su bastión de Henin-Beaumont (norte), antiguo bastión socialista golpeado por la desindustrialización y el paro.
La escala de la mayoría le concede a Macron, un centrista a favor de la Unión Europea, una sólida plataforma para cumplir con promesas que van desde rejuvenecer la política francesa hasta relajar las regulaciones que según los inversores dificultan el crecimiento de la segunda mayor economía de la zona euro.
La participación electoral, según las estimaciones, se habría ubicado en mínimos históricos para unos comicios parlamentarios en la república de la posguerra, en un 42 por ciento.
La elevada tasa de abstención sugiere que Macron podría tener que andar con cuidado en la implementación de las reformas, en un país donde los sindicatos son muy influyentes y existe un historial de protestas que han forzado en el pasado a muchos gobiernos a diluir las nuevas legislaciones.