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"Maduro debe ponerse a un lado y facilitar la transición"

En cualquier momento puede correr con la misma suerte que sus compañeros opositores, Leopoldo López y Antonio Ledezma; sin embargo, ella no se amedrenta y pide la solidaridad del continente para exigir la renuncia del presidente venezolano Nicolás Maduro.

CARACAS.- El nombre de María Corina Machado está en la boca del presidente venezolano Nicolás Maduro casi a diario. La mujer de 47 años de edad, formó una alianza con el dirigente Leopoldo López y el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, para exigir la renuncia del mandatario.

La solicitud ha sido usada como el argumento por el gobierno de ese país para llevar a la cárcel a sus compañeros. Machado, exdiputada, destituida y despojada de sus atribuciones por el presidente del Parlamento Diosdado Cabello, vive con la idea del encarcelamiento haciéndole sombra. Sin embargo, insiste en solicitar que Maduro deje el poder por voluntad propia y se convoque a elecciones como establece la Constitución venezolana.

Machado se desvincula de la tesis del golpe de Estado y, como inciso, destaca que pese a que el órgano electoral venezolano ha tenido fallas hay que dar la pelea en todos los ámbitos. Pide la solidaridad del continente. A su juicio "lo que ocurre en Venezuela es un problema de toda a América Latina". Dirige esa petición al pueblo mexicano a quien conmina a pedir la activación de la Carta Democrática Interamericana

¿Qué rol quiere asumir María Corina Machado en la historia venezolana el de diputada o presidente? ¿Cuál es el camino a seguir el electoral, la transición o el golpe de Estado?
Yo quiero para Venezuela una transición a la democracia en paz. Siento el deber de llevar al país a esa transición. Quiero servirlo donde pueda ser más útil y tener una mayor incidencia. Yo quiero ser algún día la primera mujer presidente de Venezuela, pero en este momento, nuestra prioridad absoluta como sociedad es enfrentar y derrotar un proyecto que se propuso dividir y arruinar a Venezuela para hacerla dependiente del Estado y de un proyecto con vocación totalitaria.

El gobierno ha sido muy hábil al sembrar ciertos mitos dentro, y sobretodo, fuera del país, hacia adentro se ha desnudado completamente. Entre esos mitos está que la salida del gobierno sería un regreso al pasado y sería el caos. Nicolás Maduro se encargó de desmontar los mitos de Hugo Chávez. En Venezuela hay una dictadura militarista que tiene vínculos con el crimen organizado internacional, que está dispuesta a ejecutar cualquier atropello y violación de los derechos y de las prácticas democráticas con tal de quedarse en el poder. Eso lo ha denunciado la ONU a través de su Comité contra la Tortura y organizaciones con la reputación de Human Right Watch o Amnistía Internacional. El mundo sabe quién es Maduro.

Nicolás Maduro cruzó la línea roja con la tortura a los estudiantes, con la detención del alcalde Antonio Ledezma sin siquiera una orden judicial, con el asesinato de jóvenes que han protestado pacíficamente o que pasaban por la calle, como ocurrió con el niño Kliuberth Roa, amparados en una resolución inconstitucional del Ministerio de la Defensa que permite el uso de armas de fuego en manifestaciones.
Nuestro derecho y deber es lograr una transición a la democracia en paz, lo antes posible y en el marco de nuestra Constitución.

Las dictaduras se enfrentan todos los días en todos los planos democráticos, incluyendo el electoral, pero sin ingenuidad. Las elecciones parlamentarias serán en diciembre como corresponde pero ese escenario tiene que ir acompañado por la urgencia de hoy, que hay venezolanos que se acuestan con hambre, madres que no consiguen leche para sus hijos o que les cuesta 3 días de sueldo mínimo que es menos de un dólar diario. A los venezolanos no se les puede decir que no hay opción de cambio de régimen, que hay que esperar a que se cumpla en el 2019 el período presidencial de Maduro. Venezuela sí tiene en su Constitución un mecanismo para resolver una crisis política y ese mecanismo es la renuncia de Maduro.

¿A quién le correspondería constitucionalmente asumir la presidencia de Venezuela tras la renuncia de Maduro?

La Constitución establece en su artículo 233 que si se produce la renuncia de Maduro asume el vicepresidente Ejecutivo hasta tanto haya una nueva elección.

Pero en este momento el vicepresidente Ejecutivo es Jorge Arreaza, yerno de Hugo Chávez…

La renuncia va a ser producto de las fuerzas que provienen de toda la sociedad, los ciudadanos, las fuerzas institucionales pero también son importantes las fuerzas dentro del propio régimen.

Son evidentes las contradicciones, confrontaciones y deserciones dentro del oficialismo. Ahí hay grupos que están en pugna porque tienen menos para robar. La renuncia es producto de la conciencia de todos estos sectores. Por el bien de todos Maduro debe ponerse a un lado y facilitar la transición. Lo lógico sería que, ante la renuncia, Maduro designe un nuevo vicepresidente que genere confianza, hasta tanto tenga lugar una nueva elección presidencial como establece la Constitución.

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¿Quién puede facilitar la transición y vencer la polarización?
Lo importante es tener la confianza de que se avanza en un proceso de reformas de cara a la democracia. Por eso Antonio Ledezma, Leopoldo López y yo sentimos que era el momento de invitar a todos los venezolanos a un gran Acuerdo Nacional para la Transición que parte de la necesidad de encontrar y reconciliar al país, en lograr esos consensos fundamentales para la reconstrucción. Esto aterró a Maduro, porque después de 16 años pretendiendo dividirnos como sociedad, se da cuenta de que aquí hay un planteamiento que nos une.

El mayor desafío no es el tema económico. El mayor desafío es cómo restablecemos la confianza entre los ciudadanos y hacia las instituciones. Quienes hemos estado perseguidos, golpeados, amenazados, tenemos una enorme responsabilidad de transmitir que venimos con el compromiso de no plantear venganza ni revancha sino integración, reencuentro y capacidad de perdonar, que parte de que exista justicia.

¿Hay cohesión verdadera entre la oposición sobre cómo se quieren lograr las metas?
Uno de los mitos que ha pretendido sembrar el régimen es que la oposición está dividida. Somos una coalición democrática, por lo tanto, plural. No solo es natural sino que es indispensable y sano que existan distintos puntos de vista cuando enfrentamos una crisis sin precedentes. Hay un propósito común que es el reemplazo constitucional del régimen lo antes posible. Eso nos une por encima de todo. Hay distintos puntos de vista. Algunos creen que no hay fuerza en este momento para promover la renuncia de Maduro y otros que estamos convencidos de que sí la tenemos y que es nuestra obligación canalizar toda esa energía, producto de la desesperación de la gente, la indignación y el dolor, para que dentro de la Constitución, se de ese cambio y esa transición.

En aquellos países donde hay sistemas parlamentarios es muy normal plantear el adelanto de las elecciones. Es el desahogo natural para que una crisis política no desencadene una solución extra constitucional. Los países con sistemas presidencialistas son mucho más rígidos pero aquí existe ese mecanismo que es la renuncia de Maduro. No vamos a continuar siendo indiferentes frente a una violación de los derechos humanos de esta magnitud. A estas alturas la indiferencia es complicidad.

Los expresidentes Felipe Calderón de México, Andrés Pastrana de Colombia y Sebastián Piñera de Chile visitaron Venezuela en enero de este año. ¿Qué tipo de respuesta espera de ellos y de las regiones que representan?
Nos sentimos muy esperanzados porque comenzamos a ver cambios en los gobiernos y organismos multilaterales. La presencia de los expresidentes marcó un hito en nuestra lucha y contribuyó a sacudir la conciencia mundial sobre lo que aquí ocurre.

Nosotros esperamos coherencia entre los planteamientos de respaldo a los derechos humanos y a la democracia, con las prácticas internas de estos países democráticos y con sus compromisos internacionales. Esperamos respeto a los acuerdos firmados, como por ejemplo, a la Carta Democrática Interamericana que claramente está siendo violada por Venezuela. Lo que ocurre en Venezuela es un problema de toda América Latina no sólo de nuestro país. Nosotros sentimos un enorme respaldo de los pueblos, en particular del mexicano. Hemos tenido grandes apoyos del congreso de México, de intelectuales y periodistas. Queremos que el pueblo mexicano le haga saber a su gobierno que los necesitamos y les planteamos que se convoque una reunión de emergencia del consejo permanente de la OEA a los efectos de evaluar la situación venezolana a la luz de la Carta Democrática Interamericana.

¿Usted teme de apresada, como ocurrió con Leopoldo López y Antonio Ledezma?
Maduro dijo en cadena nacional, y lo ratificó la fiscal general de la República, que en cualquier momento me pueden detener. Yo me acuesto todas las noches con las imágenes de los venezolanos luchando, de los jóvenes que han caído y de los compañeros presos. Por primera vez en mi vida ya no puedo dormir. Esta conciencia de la responsabilidad histórica que tenemos me acompaña todas las noches.

Si a algo debemos tenerle miedo es a que se imponga por la fuerza un concepto con el que se quiere doblegar a toda la sociedad venezolana. 85 por ciento de los venezolanos quieren un cambio y no pueden esperar

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