La policía estatal de Río de Janeiro detuvo este martes al alcalde saliente Marcelo Crivella por una supuesta trama de sobornos, en un nuevo vuelco en la política de la pintoresca ciudad brasileña.
Estaba previsto que el pastor evangélico convertido en político dejara el cargo el 1 de enero, tras perder las elecciones ante su predecesor, Eduardo Paes.
Según investigaciones conocidas este año, Crivella tenía estrechos lazos con Rafael Alves, un empresario que también fue detenido este día.
Alves habría prometido contratos con organismos públicos a cambio de pagos, según la policía y la fiscalía. Alves nunca ocupó un puesto oficial, aunque su hermano dirigía la oficina de turismo de la ciudad y tenía reuniones frecuentes con Crivella.
Los investigadores alegaron que Alves era la persona que decidía qué empresas recibían los contratos.
Jorge Felippe, presidente del consejo municipal de Río, asumirá las funciones de alcalde mientras Crivella esté encarcelado. El vicealcalde Fernando MacDowell murió de un ataque al corazón en 2018.
Crivella, aliado del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, declaró a la prensa a su llegada a la comisaría central de Río que su detención era injusta. También la vinculó a su supuesta voluntad de combatir a los intereses corporativos y cabilderos.
"Soy el alcalde que más ha combatido la corrupción", precisó Crivella mientras entraba en comisaría.
El regidor reiteró durante su campaña que Paes, que era alcalde cuando la ciudad acogió los Juegos Olímpicos de 2016, iría a prisión por otras investigaciones si era elegido.
El gobernador del estado de Río, Wilson Witzel, ha sido suspendido de su cargo desde agosto, cuando una de las cortes más importantes del país le vinculó con irregularidades en el sector de salud en plena lucha contra el COVID-19.
Witzel también afronta un proceso de impugnación que podría asignar sus funciones a otra persona investigada, el vicegobernador Claudio Castro.
Cinco exgobernadores del estado de Río han sido encarcelados en los últimos años por cargos de corrupción.
La policía llegó a la vivienda de Crivella a las 6:00 horas tiempo local, según imágenes de televisión. Los agentes ya habían visitado la casa y la oficina del alcalde en septiembre para reunir documentación relacionada con el caso.
Crivella, de 63 años, es obispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios, cuyos líderes son aliados clave de Bolsonaro.