Los aeropuertos que no obligan a las personas a someterse a controles de seguridad hasta que entran a las salas de salidas podrían verse obligados a considerar un cambio y poner filtros en cada entrada luego de los atentados de este martes en Bruselas.
"Esto va a ser una llamada de atención para las compañías aéreas y aeropuertos para apretar su seguridad e introducir nuevos procedimientos", dijo Mark Martin, consultor con sede en Dubái de la industria aérea. "Habrá aeropuertos más cerrados y aumentará la seguridad en el equipaje, la carga, la tripulación, cada elemento estará bajo la lupa ahora".
Mucho puede depender de dónde decidan trazar la línea los propios gobiernos. Los ataques a aeropuertos son raros, con sólo un incidente similar en la última década, cuando 37 personas murieron por un suicida en la terminal de llegadas del Domodedovo de Moscú en 2011.
La industria de la aviación ha demostrado en el pasado que puede adaptarse rápidamente a las nuevas amenazas. En 2006, tras frustrar un ataque a vuelos trasatlánticos, se alcanzó la prohibición para llevar líquidos (que más adelante evolucionó en 100 mililitros), lo que cambió los hábitos de viaje de un solo golpe.
Sin embargo, el Consejo Internacional de Aeropuertos declaró el martes que controlar la entrada de personas a zonas públicas podría "ser perjudicial y de hecho generar nuevas vulnerabilidades". Dichos espacios no cuentan actualmente con mayor regulación que teatros, tiendas departamentales y museos, agregó el organismo.
Mayores restricciones también podrían mermar las ambiciones de los aeropuertos para establecerse como destinos para los no-viajeros. Singapur Changi, el segundo hub más activo de Asia, se ha convertido en un lugar frecuentado por estudiantes y familias, que visitan sus restaurantes y tiendas y disfrutan además de su aire acondicionado.
Terminales aéreas estadounidenses ya vigilan las áreas antes de los controles de seguridad con programas de inteligencia artificial que detectan a las personas que realizan estadías inusualmente largas.
Otra señal de alerta es el uso excesivo de ropa, que podría estar disfrazando armas o explosivos, dijo Richard Bloom, oficial académico en jefe de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle. Las técnicas basadas en origen étnico e historial de viajes anteriores tienen resultados mixtos y los chequeos aleatorios resultan igual de efectivos, dijo.
Tras los ataques de este martes, en los aeropuertos franceses de Charles de Gaulle y Orly, donde los controles de seguridad llegaron a su nivel más alto tras los ataques de noviembre, policías adicionales empezaron a patrullar áreas públicas, según fuentes de las terminales.